¿Por qué tan pocas personas se sienten satisfechas con su trabajo?

Hace unos años le planteé esta misma pregunta a la profesora de la Escuela de Administración de Yale (EE.UU.) Amy Wrzesniewski, quien estudia estos temas y me dio una explicación que tenía mucho sentido. Los estudiantes, me dijo, «piensan que su vocación está debajo de una roca y que, si levantan suficientes rocas, la encontrarán».

Las encuestas confirman que tener un significado es lo primero que los millennials dicen querer de un trabajo. Sin embargo, una investigación de Wrzesnieswski demuestra que menos del 50 % de las personas ven su trabajo como una vocación. Los buenos trabajos y carreras que emprenden muchos de estudiantes siguen sin satisfacerles y les producen ansiedad y frustración.

De lo que ellos -y, en mi opinión, muchos de nosotros- no se dan cuenta es que el trabajo puede ser significativo incluso si no se considera una vocación. Las cuatro ocupaciones más comunes en Estados Unidos son dependiente de tienda, cajero, manipulador de alimentos/camarero, y empleado de oficina; todos trabajos que no se asocian normalmente con la idea de «significado». Pero todos tienen algo en común con los que sí, tales como miembros del clero, profesores y médicos: existen para ayudar a otras personas. Como ha demostrado el profesor de la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), las personas que ven su trabajo como una forma de ayudar y facilitar a otras personas consideran sus empleos más significativos y relevantes.

Eso significa que se le puede encontrar un sentido a casi cualquier puesto en cualquier organización. Al fin y al cabo, la mayoría de las empresas crean productos y servicios para satisfacer una necesidad en el mundo y todos los trabajadores contribuyen a ello de una forma u otra. La clave es ser más conscientes sobre el servicio que se ofrece, como un todo y también personalmente.

¿Cómo? Una forma es empatizar con el usuario final o beneficiario. En un estudio, Grant y sus colegas encontraron que los recaudadores de fondos de un centro de llamadas universitario a los que se les había presentado un estudiante cuya educación estaba siendo financiada por el dinero recaudado pasaron un 142 % más de tiempo al teléfono con los donantes potenciales. Estas personas recaudaron un 171 % más de dinero que las que no habían conocido a los beneficiarios de las becas. Tanto si sus clientes son externos como internos, una mayor atención en ellos y en cómo ayudarles a vivir sus vidas y cumplir con su trabajo puede ayudarle a encontrar más significado en su propio trabajo.

Otra estrategia es recordar constantemente la meta general de la organización. Hay una gran historia acerca de un conserje con el que John F. Kennedy se topó en la NASA en 1962. Cuando el presidente le preguntó lo que estaba haciendo, el hombre dijo: «Ayudo a llevar un hombre a la luna.». Life is Good [la vida va bien] es una empresa de ropa conocida por los diseños coloridos y con muñecos de palo de sus camisetas, pero su misión es en realidad difundir el optimismo y la esperanza por todo el mundo, y eso es algo que hasta los operarios del almacén entienden. Si trabajas en una gestoría, ayudas a personas y empresas con la desagradable tarea de pagar impuestos. Si eres un cocinero de comida rápida, facilitas a una familia una comida barata y deliciosa. Cada uno de estos trabajos tiene un propósito en el mundo.

Incluso si no ve la forma de entusiasmarse con la misión y los clientes de la empresa en la que trabaja, todavía puede adoptar una mentalidad de servicio al pensar cómo su trabajo ayuda los que ama. Piense en el siguiente estudio sobre las mujeres que trabajan en una fábrica de procesamiento de cupones en México. Los investigadores, liderados por el profesor de la Escuela de Administración WHU-Otto Beisheim (Alemania), encontraron que las trabajadoras que describían su trabajo como aburrido eran por lo general menos productivas que a las que les parecía gratificante. Sin embargo, para quienes veían el trabajo (aunque aburrido) como una forma de sostener y apoyar a sus familias las diferencias de productividad desaparecían. Con esa actitud, eran tan productivas y enérgicas como las trabajadoras a las que no les incomodaba su tarea. Muchas personas entienden el propósito de su trabajo de una forma similar. Les ayuda a pagar la hipoteca, irse de vacaciones e incluso permitirles una afición que da sentido a sus vidas como las tutorías voluntarias, la jardinería y la carpintería.

No todo el mundo encuentra su verdadera vocación. Pero eso no significa que estemos condenados a trabajar en trabajos sin sentido. Si replanteamos nuestras tareas como oportunidades para ayudar a los demás, cualquier ocupación puede resultar más satisfactoria.