Por Alberto Ray – AlbertoRay.com
En la adversidad, la gente busca líderes que le brinden seguridad y esperanza de un futuro mejor. Sin embargo, la proyección de una visión esperanzadora no es suficiente. En tiempos difíciles, las personas siguen no solo a aquellos que irradian una esperanza de futuro, sino también a quienes son capaces de construir estrategias para salir de las crisis, y al mismo tiempo, gerenciar la incertidumbre.
Los líderes formados para confrontar crisis saben que en momentos deben generar sentido de certeza y seguridad. Esto se traduce en una comunicación directa, propuestas de soluciones concretas y confianza para superar los desafíos. La transmisión de certezas ayuda a calmar los temores y la ansiedad en los miembros de una organización.
La incertidumbre es una característica inherente a los tiempos adversos. Los líderes que pueden gestionar la incertidumbre de manera efectiva son aquellos capaces de reconocer y admitir la complejidad de la situación. En lugar de prometer soluciones inmediatas, estos líderes promueven la transparencia, la apertura y la participación de todos en la organización. Al abordar la incertidumbre con realismo y empatía, se construye una base robusta para enfrentar los desafíos.
La comprensión de la complejidad de los problemas en tiempos adversos es esencial para una gestión asertiva de los riesgos. Los líderes deben ser capaces de analizar las diversas variables, considerar diferentes perspectivas y evaluar las consecuencias de las decisiones a largo plazo. Entender la realidad en sus múltiples dimensiones permite identificar los factores clave que influyen en la situación y tomar decisiones con plena consciencia de sus consecuencias.
En lugar de resistirse o negar la incertidumbre, los líderes deben asumirla con flexibilidad. Esto significa estar dispuestos a adaptar estrategias y planes según evolucione la situación. La rigidez en momentos de adversidad conduce al estancamiento, la frustración y el eventual fracaso. La flexibilidad permite aprovechar oportunidades emergentes y responder de manera ágil a los cambios.
En tiempos adversos, la búsqueda de esperanza y certeza es natural en las personas. Aquellos que logran transmitir certezas y gestionar la incertidumbre se destacan como guías creíbles. Sin embargo, el líder debe estar consciente que la esperanza por sí sola no es una estrategia, por lo que siempre necesita una estrategia que además de ser un cable a tierra, sirva como una ruta hacia el cambio que sus seguidores vean como posible, pero sobre todo, alcanzable.
En última instancia, la gestión de riesgos está en primera línea a la hora de confrontar la realidad, de allí que los líderes de seguridad que logran transmitir certezas en entornos complejos y asumen con flexibilidad y con una estrategia accionable la niebla de la incertidumbre, tienen más posibilidades de generar confianza y seguir siendo guías efectivos frente a la adversidad.