¿Cómo lidias con una ruptura amorosa? Algunas personas salen de viaje, plantan árboles o aprenden un nuevo idioma. Otros acuden al alcohol y la comida… Pero, aun así, seguir pensando en tu ex puede ser más común de los que crees sin importar que hagas mucho para mantener tu mente ocupada.
Piensas en lo que vivieron juntos por la mañana, durante el día y justo antes de irte a la cama. Seguramente, todo sería más fácil si supieras por qué no puedes dejar de pensar en él o ella, aunque han pasado años. Pero el motivo, a veces, es un misterio.
¿Sigues enamorado o estás obsesionado? Y en ambos casos, ¿Cómo apagas tus sentimientos para seguir adelante?
Razones por las que sigues pensando en tu ex
Para avanzar y llegar a un punto en el que puedas continuar con tu vida, necesitas saber por qué sigues pensando en tu ex.
Aunque hay cientos de factores ocultos, estas son algunas razones comunes que puedes evaluar:
1. Tu duelo aún no termina
Muchos piensan que un duelo amoroso es un proceso lineal y con fecha de caducidad. Pero no funciona así.
Un duelo puede ser un proceso de ocho meses para una persona y de dos años para alguien más. Por eso, cuando te apresuras a iniciar una relación nueva sin haber sanado la experiencia con tu ex, lo más seguro es que todo te recuerde a tu pasado y que tu pareja actual sufra las consecuencias.
¿Cómo saber si la herida sigue abierta? Explorando lo que sientes cuando piensas en tu ex:
- ¿Hay una ira intensa que te amarga el día?
- ¿Lloras a escondidas?
- ¿Te ataca el impulso de llamarlo o escribirle?
Si te has dedicado a asfixiar tus emociones en lugar de vivir el duelo plenamente, pueden pasar años antes de que te deshagas del fantasma de tu ex.
2. En el fondo, estás arrepentido
Si sientes que no diste lo mejor de ti en una relación y que fuiste el responsable de la ruptura, puede que pasar página sea más difícil para ti.
La culpa nos ata al pasado y al “qué hubiera pasado si”. Cuando hay infidelidades, por ejemplo, y la relación acaba por eso, quien cometió el error puede seguir sintiéndose culpable durante años. Preguntas como: “¿por qué tuve que hacerlo?” dan vueltas en la cabeza y es posible experimentar síntomas de ansiedad y depresión.
Ahora, no tienes que haber sido infiel para estar arrepentido. Hay otros motivos como:
- Exceso de trabajo y poco tiempo de calidad en pareja.
- Adicción al alcohol, el tabaco o el juego.
- Poca intimidad.
Sea cual sea el tipo de remordimiento que te acosa, para liberarte debes entender que las decisiones que tomaste en el pasado tenían que ver con la persona que eras en ese momento, y con lo que pensaste correcto. No puedes cambiarlo, pero puedes aprender de ello.
3. El ciclo terminó abruptamente
Entre todas las causas posibles de una ruptura amorosa, los ciclos que terminan de forma abrupta por fallecimiento a veces son los más difíciles de superar.
La muerte deja un vacío que no se puede aliviar con explicaciones. En estos casos, te cuesta soltar porque sientes que la historia se dejó incompleta, hay muchas dudas en tu cabeza y proyecciones de un futuro juntos que nunca sabrás si hubiera funcionado o no.
La ansiedad, la desesperanza y hasta la culpa pueden afectar tu vida cuando no sabes cómo lidiar con un cierre de ciclo por fallecimiento. Si a menudo te descubres pensando que:
- Tu vida ya no tiene sentido.
- Las actividades que tanto disfrutabas ahora son una pérdida de tiempo.
- Debiste haber muerto tú en su lugar.
¿Qué hacer para comenzar a soltar?
Cerrar un ciclo amoroso siempre será complicado, sin importar cuál fue la razón. Un duelo saludable es la mejor forma de reponernos sin “efectos secundarios” como las adicciones y los malos hábitos.
Aunque es difícil al principio, la mayoría de las personas se recuperan de una ruptura con el tiempo (y no hay un calendario predefinido para ello). Solo enfócate en mantener tu mente ocupada y en realizar actividades que te hagan sentir útil e inspirado. Si tienes que llorar, hazlo; si tienes que gritar, hazlo… Permite que tus emociones se calibren en lugar de reprimirlas.
Al mismo tiempo, evita presionarte a olvidar o sanar demasiado rápido. Tu corazón tiene un reloj interno que discierne, mucho mejor que el ego, el momento indicado para cada tarea.