Por Manuel Gómez Sabogal
Sí, la vida te da sorpresas. De repente estás usando el Facebook y te das cuenta que un primo y su esposa están visitando el oriente del país.
Hace tiempo que no los ves, pues se fueron a Europa a residir y a hacer labores diferentes que los llevaran a conseguir ciudadanía y la tranquilidad de un hogar. Una de las hijas se fue a vivir a Inglaterra.
Les sigues los pasos durante su viaje por Colombia. No te quieres perder ni un minuto de ese periplo por el país. Quieres saber si por casualidad, llegarán al Quindío.
Observas cómo van a Bogotá. Luego, siguen hacia el centro y pasan a Antioquia. Son visitas en las cuales hay fotos, momentos felices.
Te das cuenta que, con su esposa, visitan muchos lugares, ciudades, pueblos. Luego, van al Valle del Cauca. Es decir, recorren un buen camino.
No pierdes la esperanza, pues hace muchos años no los ves. Y más, a ese primo que es tan querido y recordado.
De pronto, un día, sin imaginarlo, te llega un mensaje al wasap:
* Manuelito, ¿estás disponible esta mañana?
Inmediatamente, contesto:
* Sí, claro.
* No tenemos mucho tiempo, porque se presentaron algunos inconvenientes y queremos que nos veamos.
* Listo. ¿A las 10 de la mañana está bien?
* Perfecto. Es una hora muy buena, pues a la 1, debemos regresar a Cali.
Y nos encontramos. Estuvimos en la cafetería Pan del Cielo, en el parque Sucre. Compartimos cerca de una hora. Fue algo genial y espectacular, porque esos encuentros dan vida, alimentan el alma y llenan de gozo el corazón.
Luego, fuimos a la parroquia del Espíritu Santo, pues deseaban visitar el cenizario donde está mi hermano Luis Eduardo. Allá, hubo oración y mi primo recordó muchos momentos al lado de mi hermano y Liliana.
Siempre los he admirado por ser como son. Igual, sucedía con mi hermano. Siempre fue un gran esposo, padre, hermano y abuelo.
Mi primo y su esposa forman una pareja genial. Soy un convencido de que hay amores que nunca terminan. Son maravillosos. Esos ejemplos son los que me mueven a ser mejor cada día, aunque no sea como ellos.
La vida es bella y como tal, nos lleva a conocer parejas que verdaderamente viven el amor. Sé que no es fácil, pero 45 años implican conocimiento, entendimiento, comprensión, afecto, abrazos y antes que nada, mucho amor.
Mi primo y su esposa, lo han logrado. Han llegado a esta fecha, a celebrar sus bodas de diamante. Boda que tuvo lugar hace 45 años y que parece que fuera ayer. Hijos y nietos los unen más y la fuerza del amor los llenan, porque son ejemplo de vida para muchos que no creen en la familia.
Porque a lo largo de estos años, con tropiezos, alegrías, sonrisas, llanto han construido una familia y han sido educadores de hijos y nietos. No ha sido fácil y más, en un mundo como el actual, pero como pareja han sabido entender que la vida es bella, aunque no sea sencilla.
Hace muchos años, se radicaron fuera del país, porque creyeron que allí podrían lograr que sus sueños se cumplieran y así ha sido. Lo lograron.
Por ellos, brindamos. Por ellos, creemos en el amor. Por ellos, sabemos que la vida es cada día más bella. ¡Felicidades!
Su esposa y él son como mi hermano y Liliana. Parejas plenas de amor y afecto. Parejas que siempre han vivido en función de la familia.