Sin el cuidado, no existe atmósfera que propicie el florecimiento de aquello que verdaderamente humaniza:
el sentimiento profundo, la voluntad de compartir y la búsqueda del amor”.
Leonardo Boff
Sin duda cuidar de un familiar con una enfermedad crónica, degenerativa y en situación de dependencia genera altos niveles de estrés, cansancio, soledad y depresión; de hecho son incontables los artículos y los estudios que se han realizado sobre los efectos negativos que tiene para la salud física, emocional y mental de los cuidadores el hecho de atender y velar por un familiar enfermo; en cambio son muy pocas las investigaciones o los estudios que se han realizado sobre los elementos positivos, el bienestar y la satisfacción personal que se encuentran en el hecho de cuidar.
Por esto, en este artículo les quiero hablar sobre los aspectos positivos que se derivan del ejercicio del cuidado y que han encontrado diversos estudios, no sólo porque tanto los aspectos positivos como los negativos coexisten en los cuidadores, sino también porque nos ofrece una visión más completa de lo que implica cuidar, y además porque puede servir para transformar el ejercicio del cuidado en una experiencia de vida más amable y satisfactoria.
Dentro de los pocos estudios que hay al respecto, se ha encontrado que los efectos positivos que tiene el cuidado están directamente relacionados con la calidad de la relación entre el cuidador y la persona cuidada, con la sensación de logro y satisfacción ,y con el significado de ser cuidador en el día a día.
Estos tres aspectos positivos que emergen como resultado directo del cuidado enriquecen la vida del cuidador en el día a día; y además su frecuencia y calidad son influenciadas por el sentido de autoeficacia que tiene el cuidador sobre sí mismo, la cual, le ayuda a afrontar de forma más positiva todos los aspectos negativos que también implica el cuidar, como por ejemplo, la sobrecarga, la pérdida de memoria y los cambios de conducta y de personalidad que se presentan en los enfermos de alzhéimer.
De acuerdo con el Dr. Luis Flores: “afrontar implica resolver situaciones problema, crear, o también modificar nuestra propia situación frente a los problemas, aunque no los podamos resolver objetivamente”; por tanto los cuidadores que tienen una alta autoeficacia, es decir que son poseedores de más motivación para actuar en su entorno de manera que promuevan el bienestar positivo (Bandura, 1997), cuentan con más recursos y son mejores en la aplicación de habilidades de afrontamiento en el momento de manejar las emociones negativas que genera el cuidado.
Por otro lado, un cuidador con alta autoeficacia podría buscar eventos agradables que se puedan compartir con él enfermo, que lo enriquezcan y mejoren su relación con él, lo cual, no sólo ayuda a reducir los aspectos negativos que conlleva el ser cuidador, sino que también fortalece los aspectos positivos de la atención y el cuidado del enfermo.
Otras investigaciones por su parte, han encontrado que para los cuidadores la experiencia de cuidar un familiar enfermo incrementaba su autoestima y su sentimiento de orgullo al ser capaces de afrontar los retos que se iban encontrando cada día como consecuencia del cuidado y les permitía tener una mayor cercanía en las relaciones con los demás, además les proporcionaba una mejoría en su sentido de vida al poder sentirse útiles y valiosos por la labor que realizaban.
De hecho, otras investigaciones que se han realizado han podido identificar aspectos positivos del cuidado muy similares a lo que han encontrado las investigaciones anteriores, como: los sentimientos de placer y de satisfacción personal no sólo por el poder cuidar, sino también por el desarrollo del vínculo de proximidad y cercanía que construye el cuidador con él enfermo.
Con respecto a los estudios que se han realizado entre hombres y mujeres cuidadoras, se ha encontrado que para las mujeres cuidar de su esposo enfermo y dependiente, les ha ayudado a reducir sus niveles de ansiedad y depresión. Por el contrario, los esposos cuidadores de una persona con demencia, han manifestado que el ser cuidadores les ha permitido tener una relación más agradable con su pareja e incluso han expresado que su relación había mejorado considerablemente desde que su ser querido estaba enfermo; otros por su parte habían encontrado en su rol de cuidadores un propósito en la vida que de otra manera habían podido perder.
Con respecto a los adolescentes de las familias que cuidan un familiar con demencia, se ha encontrado que estos también sufren un impacto positivo, el cual se refleja en el incremento de actividades compartidas con sus hermanos, muestran mayor empatía con los adultos mayores, tienen un vínculo más estrecho con su madre, tienden a ser más selectivos con sus amigos y, además se preocupan por mantener y conservar los vínculos con sus pares.
Independientemente de que los cuidadores no experimenten los efectos del cuidado de la misma manera o en igual intensidad, hay diferentes variables del sistema familiar del cuidador y del enfermo que entran en juego en el ejercicio del cuidado y que influyen en la calidad de vida de los cuidadores y en la forma como asuman el cuidado. Estos factores son:
- El estado de salud del cuidador.
- Las capacidades de afrontamiento que tenga para resolver los problemas que se le vayan presentando en el día a día a raíz del ejercicio del cuidado.
- La ayuda, el apoyo emocional y el reconocimiento que reciba de su entorno familiar por la labor que realiza.
- La ayuda y el apoyo que reciba de las instituciones las asociaciones y las administraciones públicas y sanitarias.
- El tiempo que dedique al cuidado.
- El conocimiento que tenga de la enfermedad, la discapacidad o del estado de salud de su familiar enfermo, y también de la evolución de la enfermedad y las futuras complicaciones.
Pero, a pesar de que estos factores pueden llegar a ser determinantes e influir de forma negativa o positiva en el ejercicio del cuidado; el cuidar de un familiar enfermo no deja de ser una experiencia vital en la que confluyen infinidad de factores que nos mueven a asumir dicha responsabilidad y en muchos casos a encontrar satisfacción en ella, lo siguiente es prueba de ello:
Ser cuidador te permite aprender nuevas habilidades y destrezas.
Cuidar nos pone ante el reto de tener que afrontar y manejar nuevas situaciones complicadas y en las cuales tenemos que hacer uso de nuestras habilidades y destrezas, pero también nos toca aprender y desarrollar otras nuevas. De hecho podemos llegar a tener momentos donde podremos llegar a asombrarnos por lo que somos capaces de llegar a hacer y a sentir mucha satisfacción con esto y con los logros obtenidos.
Por otra parte, el cuidado es un proceso cambiante y dinámico que conlleva el que desarrollemos y ampliemos nuestras capacidades de adaptación ante lo nuevo, lo desconocido y lo abrumador, además de esto, todas las capacidades que aprendemos y desarrollamos a través de nuestra labor como cuidadores las podemos extender a todos los ámbitos de nuestra vida.
Ser cuidador aumenta nuestra autoestima y en muchos casos ayuda a encontrarle un sentido a nuestra vida.
Cuidar de otra persona, pero especialmente de una familiar al cual se quiere nos ayuda a sentirnos útiles y valiosos no sólo por el cuidado que le estamos dando, sino también porque cuando percibimos que otra persona necesita nuestra ayuda, nos genera sentimientos de valía, utilidad y realización personal.
Ser cuidador te permite aprender a relativizar los problemas.
Ser cuidador brinda la oportunidad de relativizar los problemas, y darle importancia a aquellas situaciones que realmente se lo merecen. Te ayuda a darte cuenta que la actitud que asumas frente a las situaciones difíciles que se te vayan presentando te pueden ayudar afrontar mejor o peor la situación que estás viviendo, te ayuda a tener un mejor día o un mal día.
Además, nos ayuda a poner en práctica nuestro sentido del humor, entendido como: “el gusto por reír y hacer reír, a ver el lado cómico de la vida, incluso en la adversidad” (Walter Riso).
Ser cuidador te brinda la satisfacción de que estas cumpliendo con tu deber.
A pesar de todos los efectos negativos, los sacrificios y las pérdidas que conlleva el ser cuidador, genera mucha tranquilad y desasosiego el saber que estas cuidando de tu ser querido, que estas poniendo tu amor y tus cuidados al servicio de alguien que en su momento cuidó de ti y te ayudó cuando tú lo necesitabas, que estas devolviendo o retribuyendo lo que te han dado no por obligación, sino porque lo consideras un deber.
De hecho, si pudieras volver atrás, sabiendo todos los sacrificios, el tiempo, el desgaste y el esfuerzo que conlleva el cuidar, volverías a asumir la responsabilidad de hacerlo solo por la satisfacción de saber que estas cumpliendo con tu deber.
Es innegable que cuidar de un familiar enfermo ha sido y seguirá siendo una labor difícil y dolorosa; al igual que continuará generando mucho malestar y problemas de salud física, emocional y mental, sin embargo, cuidar también tiene diversos aspectos positivos que es necesario recordar y tener presentes porqué forman parten de él, están ahí, en la labor que realizamos cada día; y también porque somos seres humanos hechos para el amor y el cuidado propio y ajeno, y porque el cuidado nos ha acompañado y nos seguirá acompañando en el transcurso de toda nuestra vida.