No creo que conozcamos a alguien que a propósito no quiera ser exitoso. Para alcanzar sus ambiciones. Para tener una vida increíble. Pero, ¿cuántas personas realmente lo consiguen? ¿Cuántas personas lo quieren? ¿Cuántas personas están tan enfocadas en sus sueños que nada los distrae de alcanzarlos? No muchos, me imagino.
En el pasado nos hemos puesto excusas, aún sin proponérnoslo. Han pasado a formar parte de nuestro vocabulario, y por ende, parte de nuestra vida. Siempre hemos querido ser exitosos. Y nuestras excusas nos estaban asegurando que nunca lo seríamos.
He aquí algunas de las excusas que se han usado, y que seguramente hemos usado, en el pasado:
1. No tengo tiempo
No tenemos suficiente tiempo porque nos la pasamos haciendo otras cosas. Ver televisión, ver los últimos acontecimientos en Twitter, viendo la vida de los demás en Facebook. Es decir, haciendo cosas verdaderamente importantes (¿?). Ahora bien, ¿esas cosas nos hacen realmente felices o nos llevan hacia la vida que realmente deseamos? No. Sólo nos relajan y nos ofrecen maneras placenteras de posponer las cosas.
¿Es una excusa válida? No, por supuesto que tenemos tiempo. Sólo que lo empleamos haciendo cosas irrelevantes.
2. No tengo dinero
La verdadera pregunta acá es: ¿por qué no tenemos suficiente dinero? Porque no hemos ahorrado. Porque hemos gastado más de lo que hemos ganado. Porque gastamos en comida rápida, ropa y alcohol. Realmente, teníamos suficiente dinero, Sólo que lo estábamos gastando en cosas que nos dan placer en el corto plazo, en vez de invertir en ganancias a largo plazo.
Entonces, ¿la excusa es válida? No. Teníamos suficiente dinero, pero decidimos malgastarlo.
3. No es realista.
No es realista ser millonario. No es realista inventar el iPhone. No es realista crear el Internet.
Espero que estemos entendiendo la idea. Ninguna de esas cosas es realista. Al menos no para mucha gente. Solemos pensar muchas cosas que no son realistas. La idea de vivir una vida de ensueño, por ejemplo. Y solemos considerarlo, claro está, pero sólo como un sueño. Y nunca nos detenemos a pensar en cómo conseguirla. Y nos asustamos. Si lo pensamos, debemos planificarlo. Y si lo planificamos, podemos realmente ponerlo en práctica. Da miedo, ¿verdad? Muchas personas piensan así, y lo que realmente da miedo es que mucha gente se conforma. Porque sus sueños no son realistas. ¿Caeremos en la misma trampa?
¿Es esta excusa válida? Por supuesto que no. Realista es una opinión. Si necesitamos cambiar de opinión, pues cambiemos.
4. Estoy cómodo donde estoy
Cómodo no es igual a feliz. Hemos hecho y hemos continuado haciendo cosas que son fáciles y seguras y aburridas porque estamos «cómodos». Eso es una ilusión. ¿Cómo podemos estar cómodos si es aburrido? La razón por la cual seguimos haciendo las cosas es porque estamos seguros del resultado, que no es igual a estar cómodo y no es igual, definitivamente, a estar felices. Estamos cómodos porque conocemos el resultado. Pero no estamos siendo estimulados. Ni motivados, Ni nos estamos divirtiendo.
Entonces, ¿es válida la excusa? No realmente. Estamos, de cierta manera, cómodos. Pero, ¿estamos creciendo? ¿Nos estamos moviendo hacia adelante? ¿Somos felices? No.
5. No puedo hacerlo
¿Hemos intentado? ¿Odiamos el pensar en el fracaso? ¿No sería el problema real que no queríamos hacerlo, en vez de no poder hacerlo?
Vivimos en un miedo permanente al fracaso. Pensando en que no somos lo suficientemente buenos. Y puede ser peor que rendirse, porque nos imaginamos el resultado aún antes de intentarlo. Eso no tiene sentido. ¡Qué locura! No nos molestamos ni siquiera en explorar el por qué pensamos que no podemos hacerlo, o por qué al menos no lo intentamos.
Así que, ¿es válida la excusa? No. Estamos dejando que corra el miedo por nuestras vidas, en vez de tomar el control y hacer lo que de verdad queremos.
Conclusión
Estas excusas están mal, porque nos están evitando alcanzar, o empezar, cosas que fueron muy importantes para nosotros. No podemos creer que seremos afamados pintores. O escultores. Pero eso está bien, porque no nos importa. Nos gustan las pinturas y las esculturas, pero no hay manera que alguna vez pintemos o hagamos una escultura por trabajo o por placer.
Y la razón por la cual no somos felices es porque ser exitosos, en la manera en que queremos ser exitosos, es algo que jamás alcanzaremos si seguimos usando estas excusas. Dejaremos de usar las excusas cuando nos demos cuenta y admitamos quiénes somos en realidad y qué es lo que de verdad queremos. Después de eso, sabremos que podemos hacerlo. Eso es realista. Lo merecemos. Y está bien para nosotros ir y alcanzarlo.
Contestemos estas sencillas preguntas para ir pensando:
- ¿Cuál es el beneficio de usar una excusa?
- Cuando dejemos de usar excusas y empecemos a progresar, ¿cómo nos sentiremos?
- ¿Dejarías que tus hijos usaran excusas?
Traducido por Luis Castellanos, tomado de Lifehack. Imagen tomada de FreeImages.