Por Andrés Macías Samboni
Una paradoja constante en el ser humano es mostrar dificultades para afrontar el cambio, a pesar de ser, por naturaleza propia, cambio. Nuestro cuerpo está en constante cambio, pero nos cuesta el cambio porque el cerebro está preparado para la supervivencia, pero no para el cambio, así pues, el cerebro lleva un ritmo diferente a lo que es el contexto. Veamos las etapas que involucra el cambio para entenderlo y asumir los retos que, en adelante nos corresponde superar, bajo los preceptos de la escritora Pilar Jericó (1973), doctora en organización de empresas.
Según los estudios adelantados por Jericó, a partir de un modelo llamado: “La curva del cambio”, la primera fase de esta, llamada de la aventura, tiene que ver con que algo sucede, algo pasa, algo tenemos que responder. La segunda fase es la negación, cuando nos preguntamos ¿Por qué me pasa a mí?, es una negación a la realidad, también cabe aquí el victimismo (todo es horrible) y, de acuerdo con la autora, negamos para protegernos. La tercera fase consiste en el miedo, aquella emoción que no nos gusta reconocer y con la que nacemos. Pilar Jericó nos habla de dos tipos: uno sano, que es la prudencia y otro tóxico, el que paraliza y nos hace daño. La cuarta fase es la Travesía del desierto, o sea la frustración, por lo que hay desiertos grandes y desiertos pequeños, lo que es tocar fondo, aquí hay que morir para renacer. Y luego, inicia la subida de la curva: cuando creamos una nueva realidad y nuevos hábitos. Así entonces, llegamos al fin de la curva o fin de la aventura, en la que inician otras experiencias, a lo que yo denominaría: el devenir de la vida.
La curva del cambio es una propuesta interesante porque saca a flote a las personas que son resilientes y las que son sabias, las cuales han sabido superarlas y “visitarlas” a conciencia y esto, a su vez, nos permitirá armarnos para enfrentar con éxito los cambios. Por lo tanto, es importante encaminarnos, a continuación, en las claves que permitirán, como afirma la autora, subir la curva con rapidez.
La primera clave es Soñar, en el momento de cambio hay que imaginar el futuro de una manera amistosa, delicada y en positivo porque el cerebro procesa las imágenes y las palabras, entonces no hay que pensar negativo, es fundamental alimentar las energías en pro de los beneficios y decidir. La segunda clave abarca la pasión y el disfrute, la pasión es el gran antídoto contra el miedo, esta enamora y al enamoramiento es una decisión voluntaria, la pasión rejuvenece, por lo que vale la pena. La tercera clave atañe al aprendizaje y la creación de hábitos, convertir los miedos en hábitos para automatizarlos. La cuarta clave consiste en trabajar en equipo para observar a quienes son eficientes y aprender de ellos. La última clave son los argumentos de fuerza, es decir, comprometerse y creer en sí mismo para llenarse de fuerza. Esto del compromiso pone en evidencia el pensamiento de Nelson Mandela (1918-2013): “En el mundo hay tres tipos de personas, aquellas que mueren y dejan el mundo peor de como lo encontraron, aquellas que mueren y dejan el mundo tal como lo encontraron y las que mueren dejando el mundo mucho mejor de como lo encontraron. En este sentido, cabe preguntarnos ¿cómo quieres ser tú? En efecto, cuando uno se compromete con lo que cree, tiene miedo, pero no se deja paralizar y continúa. -afirma la investigadora-.
En conclusión, como seres humanos expuestos al cambio, debemos comprender las etapas de la curva del cambio para acelerarlas y ser un poco más felices, porque cuando nos enfrentamos a cambios difíciles no hay atajos, hay que vivir cada una de las etapas a conciencia y decidir por una de las alternativas: quejarnos por qué nos sucede o vivirlas desde el protagonismo, con esta última, estaremos más preparados y mucho más fuertes para asumir los retos del cambio.