Por Manuel Gómez Sabogal
Siempre escucho palabras como “cocinera”, “guisandera”, “la del servicio”, “la de la cocina”, “servicios varios”, “empleada del servicio”, “criada”, “empleada doméstica”, palabras que nunca me han gustado y que se refieren a las personas que ayudan y colaboran con las labores en el hogar o en instituciones y empresas.
La más común y aceptada en los diccionarios, creo que es “empleada doméstica”. Aunque aparezca en el diccionario como ‘de la casa o del hogar’, nunca me ha gustado.
Dirán que no es que me tenga qué gustar “empleada doméstica”, porque siempre se ha dicho y escrito así y hay empresas que ofrecen “empleadas domésticas” para hogares, empresas o instituciones.
En una institución o empresa, “la de los tintos” siempre debe llegar temprano a limpiar, organizar y preparar el café para el jefe, los jefes, los de la reunión… Y muchos de ellos, ignoran su nombre. No saben cómo se llama, siquiera.
Recuerdo a un amigo que siempre decía: Hoy viene mi “ingeniera de alimentos”, frase que me gustó. Respetaba mucho a la señora por su trabajo y ayuda. Ella logró su jubilación, gracias a que laboró donde mi amigo durante muchos años. Eso le sirvió para salir feliz a gozar de su pensión. Mi amigo la quería y respetaba mucho.
Esas personas son maltratadas en muchas ocasiones y, además, se les pone el doble de trabajo y deben hacerlo en unas horas. Algunas, deben cuidar niños, adultos mayores, hacer comida, lavar, planchar. No se les respeta. Lo más grave es que en muchas partes se les trata mal, se les ofende y se les humilla.
Ahora, con todo esto que ha pasado, la situación de la pandemia, muchas quedaron sin trabajo y no las volvieron a llamar a sus labores. Otras, acudieron a familias donde les ofrecieron menor pago, pero debieron aceptarlo, porque deben llevar dinero a su hogar.
No tienen esposo o alguien quien les ayude con sus gastos de la casa y deben enfrentarse a lo que sea porque sus hijos necesitan alimentación y estudio.
A pesar de todo lo que se promulgue a favor de ellas, en muchas casas ni se preocupan porque ello suceda. Ni primas, ni seguridad social. Se hacen los locos y solo les pagan su salario que, en ocasiones, no les alcanza.
Deben trabajar con varias familias para lograr reunir un dinero que les ayude a sobrellevar sus obligaciones.
Muchas veces, las personas olvidan que una asistente del hogar trae grandes ventajas como el que hay un hogar limpio y con menos preocupaciones. La experiencia de personas que son profesionales en su labor.
Por muchas razones, una asistente del hogar debe ser tratada con respeto y afecto. Merece no solamente buen salario, sino el ser reconocido su trabajo.
Si es alguien que permanece en casa, en muchas ocasiones, los hijos la ven como si fuese de la familia.
A una asistente del hogar se le debe hacer sentir importante. Si es necesario que aprenda alguna tarea que no sabe hacer o le está costando, enseñarle con paciencia y dedicarle un poco más de tiempo a esa actividad.
Procuremos que esas personas sean respetadas y se les trate bien, siempre. Lo merecen.
¿Sabes el nombre de la persona que trabaja en servicios generales en tu empresa?
Nota del editor
En Venezuela (y en algunos otros países latinoamericanos) a la persona que trabaja en las labores de cocina y/o limpieza del hogar se le denomina «cachifa», anglicismo que viene del vocablo inglés «K-chief«, para abreviar «Kitchen Chief».