Por Sandra Guerrero
La Universidad del Quindío, institución de educación superior y única de carácter público en el departamento, cuenta con el programa de Comunicación Social – Periodismo, con más de 20 de años de existencia, acreditación de alta calidad otorgada por el Consejo Nacional de Acreditación, CNA, del Ministerio de Educación y más de 1500 egresados, hoy en día es uno de los programas académicos más reconocidos en la región.
Pese a ello, para la universidad éstas no son razones suficientes para elegir como director de comunicaciones estratégicas a un egresado del programa, en su lugar eligieron a Ernesto Acero Martínez, profesional del área de las ciencias humanas, quien casualmente fue profesor de publicidad sin ser publicista… Acero, quien ha pasado por diferentes medios de comunicación como El canal de televisión de UNE y La Crónica del Quindío (ambos medios tuvieron episodios de crisis financiera en su dirección), es un conocido profesional de la región, pero NO es Comunicador Social – Periodista, y eso debe quedar claro.
Conocido por tener una “prudencia selectita” en el manejo de la información, muestra de ello es la ausencia de la noticia de la imputación de cargos por parte de la Fiscalía General de la Nación, al actual gobernador del Quindío y exgobernadora del departamento Amparo Arbeláez Escalante, en el periódico la Crónica, (noticia que pasó de agache cuando Acero era el editor jefe) único medio impreso de rotación regional que obvia una noticia judicial y política tan importante, debe haber un criterio editorial bastante “raro” para que este tipo de noticias no salga a la luz pública… quizás debió pensar que esta noticia no le interesa a los quindianos.
Pero esta columna no gira entorno a Ernesto, ni mucho menos, porque así como lo nombraron a él sin ser comunicador, pudieron ubicar un fotógrafo, publicista o quien sabe que perfil profesional en el cargo, sino al desenfoque que los directivos de la Universidad del Quindío le dan a los cargos de alta gerencia de la entidad, nunca he visto que el programa de medicina de la universidad tenga como director a un bacteriólogo, enfermero jefe o fisioterapeuta, pese a que todas son profesiones relacionadas del área de la salud, tampoco he visto a un topógrafo ser director del programa de ingeniería civil, pese a ser un estudio del área de conocimiento y así sucesivamente, por el contrario el programa de comunicación si ha tendido directores de diversas profesiones y pocas veces ha tenido un profesional en Comunicación Social – Periodista como director del programa.
Ahora bien, la Dirección de Comunicaciones de la Universidad del Quindío, debe ser ocupada por un profesional del área en mención y no por profesionales “afines” de la labor, es misión de los egresados reclamar un espacio que por derecho les corresponde, defender la profesión, generar un enfoque diferencial con distinción y profesionalismo entre el Comunicador Social de academia y el periodista empírico.
Basta ya de permitir desplazamientos “políticamente correctos y situacionales” de vacantes profesionales que por derecho y ley son de los profesionales en Comunicación Social – Periodismo, no más rosca, clientelismo, amiguismo y triquiñuelas en la Uniquindio, es hora de que los egresados se hagan sentir ante las directivas y reclamen sus derechos y espacios.
Tres cosas quedan claras dado el panorama actual de la Uniquindio:
1.Para trabajar en la Uniquindio, es requisito ser “amiguis” de Mauricio Hernández, un alfil político heredero del hoy ex rector Echeverry y actual escudero de Polania, Hernández con tecnicismos y artimañas jurídicas, logró hacerse primero con el cargo de la jefatura de comunicaciones, (ocupado por más de 15 años por Jhonny Rico), para luego heredar el cargo a su amigo Acero. Después logró hacerse nombrar como docente de planta de tiempo completo en la UQ, algo que profesores catedráticos llevan intentando 10,15 y hasta 20 pero aún no lo han logrado.
2. Comunicación Social – Periodismo, es concebido como un oficio, más no como una profesión que otorga tarjeta profesional, será por ello que cualquiera se cree Comunicador Social. Lo peor es que las entidades ofrecen estas vacantes a conveniencia e intereses particulares, donde el título es lo de menos.
3. Que la Uniquindío se convirtió en un inmenso aparato político servil y envilecido en pro de cierta tendencia política en la región, que ha perdido carácter competitivo y proyección estratégica, mucha es la ventaja que le lleva la Universidad de Caldas y Tecnológica de Pereira, sus homólogas en la región.