Si has tenido parejas que te acusan de ser orgulloso/a, ahora o en el pasado, sería justo sospechar que tienen razón. Como dicen algunos, “la opinión de tantos no puede ser errónea”, pero, por supuesto, es normal que no estés de acuerdo.
Una señal evidente de orgullo es tener problemas para reconocer que eres orgulloso. Por eso, aprender a notar los síntomas es una forma de averiguar si de verdad hay un problema y solucionarlo.
Aprendiendo a identificar el exceso de orgullo
Nadie niega de tus virtudes, inteligencia y capacidad, pero llega un punto en el que insistir demasiado en tener la razón se convierte en un vicio.
Pronto, para los demás se puede complicar demasiado pasar tiempo contigo y, aunque no lo veas así ahora, en algún momento extrañarás tener personas a tu lado que se interesan por ti.
¿Cómo evitar que esto pase? Aprendiendo a reconocer el exceso de orgullo.
1. Pregúntale a tus amigos y familia
Una forma sencilla de averiguar si eres demasiado orgulloso/a es preguntar a tus seres queridos. Si lo eres, seguro ya se dieron cuenta, pero tienen miedo de hacértelo saber o prefieren no meterse en problemas. Pide que sean honestos contigo, explícales que tienes la sospecha de que a veces se te pasa la mano y que necesitas una perspectiva objetiva de tu comportamiento.
Si la respuesta final no te gusta, aun así es importante que la escuches y tomes en serio. Enfócate en resolver el problema.
2. Analiza tu historial de relaciones
Piensa en las relaciones más significativas que has tenido (como una pareja de varios años o un matrimonio). Ahora, pregúntate si sueles basar todas tus decisiones en lo que te conviene o lo que te gusta. ¿Tu objetivo es salirte con la tuya y que los demás hagan lo que quieres? ¿Tus parejas te han expresado antes que tienes un problema de egoísmo o absolutismo?
Si luego de analizarlo descubres que actúas como si nada fuera más importante que tus necesidades, es probable que hayas estado destruyendo tus relaciones de pareja lentamente. Esto te puede pasar factura más adelante, porque, a medida que pasan los años, las prioridades cambian y tener razón ya no es lo que importa en la vida.
3. Te ofende que intenten corregirte
A las personas con orgullo les cuesta aceptar cuando se equivocan. Por esta razón, se niegan a ser corregidos y se ofenden cuando los demás evalúan sus comportamientos.
Si esto te pasa, es hora de abandonar la ilusión de que todo el mundo te adora y que tu pareja debería pensar igual que tú. Él o ella tiene una vida propia, sentimientos, prioridades y expectativas, y merece el mismo respeto que le das a tus necesidades.
En lugar de sentirte insultado cuando quiera ayudarte a mejorar, ¡agradece! Con toda seguridad, aprenderás algo que te ayudará a tomar decisiones más inteligentes en el futuro. Al mismo tiempo, la relación se fortalecerá al saber que pueden confiar el uno en el otro, y que no hay barreras en la comunicación.
4. No te gusta que tu pareja te supere
Las personas orgullosas detestan sentirse vencidas o superadas por alguien más. Si tu pareja y tú suelen discutir por temas como dónde ir a comer, a dónde viajar o qué televisor comprar, pregúntate si las discusiones se deben a que quieres decidirlo todo tú solo/a.
La competencia es sana cuando te comparas con tu Yo del pasado, pero pretender ganarle a tu pareja en todo es infantil y desesperante.
Examina tu corazón todos los días
Tener demasiado orgullo no te hace una mala persona, pero te será más fácil construir una vida plena y feliz si comienzas a hacer cambios positivos.
Para empezar, cuestiona tu conducta e intenta descubrir por qué haces lo que haces. ¿Cuál es la fuerza motivadora detrás de tus actos? ¿Lo que dices o haces hiere a tu pareja y, aun sabiéndolo, insistes en lo mismo? Este ejercicio te ayudará a examinar tu corazón y mente, hasta que reconocer el orgullo será tan fácil como los síntomas de la gripe.