Uno de los principales problemas a la hora de entablar una conversación madura con nuestra pareja y abordar aquello que nos inspira inconformidad es la tendencia a atacar al otro y sacar a relucir el malestar por conductas del pasado. Esto crea una barrera que dificulta el análisis de lo constitutivo de la relación, convirtiendo la experiencia en un momento desagradable; para evitar que esto ocurra, es importante tener en cuenta dos aspectos:
Expresar nuestras ideas y sentimientos libremente
Es imprescindible conservar la autonomía en una relación de pareja. Las opiniones y deseos del otro no pueden interferir con nuestros valores, principios y expectativas. Conservar la libre expresión de ideas y sentimientos es una manera de reforzar nuestra identidad y autoestima.
Comunicar sin atacar
Durante los primeros meses de relación en pareja, la comunicación puede no ser un problema, ya que la etapa del enamoramiento (que implica una serie de mecanismos bioquímicos) hace que seamos más propensos a ceder ante las opiniones del ser amado y evitar, en general, las discrepancias. Sin embargo, a menudo que la relación avanza y comenzamos a notar los defectos que, antes, éramos incapaces de ver, la complicidad disminuye, los temas de conversación son menos afines y la pareja puede sentirse menos compenetrada.
En momentos como este, la comunicación se convierte en el punto de reconexión más importante, pero hablar no siempre es comunicarse. El Dr. Diego Castrillón, especialista en terapia de pareja, recomienda a las parejas aprender a escuchar efectivamente las opiniones del otro y esforzarnos por comprender lo que intenta decirnos. Solo así podemos llegar a un consenso que nos permita mejorar las condiciones de la relación.