Por Manuel Gómez S
Desde hace muchos días, he querido liberarme un poco y por ello, esta será mi última nota para esta página maravillosa.
Han sido varios años en los cuales he escrito muchas tonterías, locuras, anécdotas que han llegado a algunos. Sé que no todos han leído mis escritos y eso no importa. Lo que interesa es que he escrito porque me gusta. Y lo haré siempre.
Sigo escribiendo, sigo dando lata, pero ya no por este medio. Continúo leyendo grandes autores, escribiendo notas, escuchando música, pero ante todo, caminando.
En estos días, una amiga administradora de empresas y terapeuta especializada en desarrollo y bienestar humano integral, persona maravillosa en su trabajo y con amplia experiencia me preguntó que si recibía pago por lo que escribía en periódicos y revistas. Le contesté que no y me dijo: “Me lo imaginaba… Soy muy observadora, te sugiero que lo dejes de hacer, se pierde el equilibrio entre el dar y recibir y esto suele ser contraproducente para nuestro bolsillo y bienestar integral».
Mi amiga, también me recomendó que leyera y/o escuchara la información que el Dr. Diego Bernardini comparte sobre las nuevas longevidades. Ella, al igual que el citado Dr. creen que toda la sociedad debe ser consciente de lo que se viene y hacer los cambios necesarios y dejar de hacer lo que se está haciendo mal. Tiene que haber un cambio de chip. Es muy importante que se hagan cambios sustanciales con respecto al «edadismo». En Colombia, los adultos a partir de los 45 años somos discriminados laboralmente.
Por lo anterior, además de mi deseo de descanso, también, dejo de escribir columnas o notas para revistas y periódicos.
Me siento muy bien, gracias a Dios y quiero seguir haciendo mi vida normal. Si normal es hacer lo mejor para vivir tranquilo, calmado, en paz conmigo.
Hoy, me despido del gran número de pocos lectores de esta columna y les deseo lo mejor. Habrá otros columnistas mucho mejores que los hagan reír, reflexionar, sentir, vivir.
No somos imprescindibles ni indispensables. El mundo sigue girando y todo va muy bien.
Gracias a Dios no me involucré con comentarios de odio. Siempre procuré que hubiese paz, amor, energía positiva y que la gente entendiera que las redes sociales están acabando con las personas.
Además, sabemos que en lugar de mejorar, muchas personas empeoran y es así como roban identidades, clonan tarjetas, se hacen a cuentas de WhatsApp. Es decir, no mejoramos.
Puedo escribir que la vida es hermosa y que vale la pena disfrutar el sol, el amanecer, la vida. Siempre habrá algunos amargados y miserables que se adueñarán de vidas, masacrarán, violarán, acabarán con sueños.
Gracias al gran número de mis pocos lectores por estar ahí siempre. A todos, les deseo lo mejor hoy y siempre.
Gracias a Luis R Castellanos por permitirme escribir en esta página leída en el mundo entero.
Lo mejor para todos y que Dios quiera se acaben las miserables guerras al interior de muchos hogares, países y en el mundo.