a lista de personas que experimentan en carne propia un aumento de peso al estar en una relación es infinita.
Para nadie es un secreto que el enamoramiento, y el posterior establecimiento de una relación formal, trae consigo nuevos hábitos y actitudes. Los enamorados disfrutan el placer de compartir gustos y aficiones, una ecuación donde la comida cobra trascendencia como una forma interesante de explorar el mundo y conectarnos emocionalmente con el otro.
La ciencia lo dice: comer las mismas cosas nos une
A través de la comida, las parejas intercambian opiniones y preferencias gastronómicas, pero también refuerzan su confianza y empatía.
Un estudio publicado en 2016 en la revista Journal of Consumer Psychology encontró que las personas que comen lo mismo durante una reunión de negocios tienden a llegar a un acuerdo común más rápido que quienes piden menús diferentes. Esto sugiere que la comida cumple una función generadora de “rapport”, término usado en psicología y otras ciencias para describir el vínculo armonioso entre dos personas cuando se sienten en sintonía la una con la otra.
Las investigaciones realizadas sugieren que la comida no es solo una excelente forma de entrar en contacto con otras culturas, también beneficia a las parejas haciendo que se conecten mejor emocionalmente y fortalezcan su confianza”.
El rapport es un elemento de gran importancia en las relaciones de pareja, ya que nos facilita ponernos en el lugar del otro, comprender ideas y sentimientos, y comunicarnos mejor. De acuerdo con los investigadores, el rol de la comida en el fortalecimiento del rapport es sorpresivamente poderoso: resulta que las preferencias gastronómicas similares han demostrado promover la confianza y la cooperación mucho más que las preferencias en la forma de vestir.
Esto sugiere que las personas prefieren coincidir en gustos culinarios que en aficiones más superficiales, probablemente, porque la comida posee un significado mucho más profundo al ser algo que ingerimos para nutrir nuestro cuerpo y poner a funcionar nuestra creatividad.
¿La felicidad también engorda?
Además de los increíbles efectos de la comida para hacer que nos compenetrarnos emocionalmente en una relación, existen investigaciones que refieren una propensión al aumento de peso en parejas estables y felices.
Un estudio publicado por la revista Health Psychology en 2013 revela que los matrimonios que dicen sentirse positivamente satisfechos durante los primeros años de convivencia presentan mayores riesgos de subir de peso. Consecuentemente, aquellas parejas que están cerca del divorcio por insatisfacción matrimonial, aumentan menos de peso. Esto sugiere que las relaciones felices no siempre suponen beneficios para la salud (lo cual creeríamos todos a simple vista), sino que también pueden desencadenar hábitos perjudiciales cuando nos “echamos al olvido”.
Los investigadores creen que las personas casadas y con relaciones estables dejan de esforzarse por mantener su peso porque ya no están interesadas en atraer una pareja o en impresionar al ser amado con su figura. Este fenómeno, aunque entendible, desencadena graves problemas de salud a largo plazo, e incluso puede verse deteriorado tanto el matrimonio como la calidad de vida por separado.
Aunque las parejas estables tienden a engordar debido a que ya no se sienten obligadas a impresionar al otro con su apariencia física, la evidencia demuestra que “echarse al olvido” puede ser un grave error con repercusiones negativas a largo plazo”.
Vivir la plenitud en pareja más allá de los excesos
Aunque no puede negarse que la comida es un placer que gana intensidad cuando se comparte, el sobrepeso inhabilita a las personas para participar de actividades familiares, genera un declive progresivo en la salud, perjudica la autoestima y puede ocasionar disfunciones sexuales producto de la inseguridad y el rechazo hacia nuestro propio cuerpo.
Las parejas deben aunar esfuerzos para establecer límites en torno a la comida y explorar alternativas más saludables para conectarse y compartir experiencias, como planificar y ejecutar algo juntos, crear, conocer nuevos sitios, descubrir pasiones insospechadas y, en general, salir a conquistar el mundo sin el peligro de los excesos.