Por Manuel Gómez Sabogal
Foto: Héctor Ochoa Cárdenas con Manuel Gómez Sabogal
En esta oportunidad, quiero referirme a una canción que fue catalogada como la “Canción Colombiana del siglo XX” por la Academia Musical de Colombia en 1999 y que le ha dado gran significado a mi vida. Es una canción que me llena. Se me ocurrió escribir sobre ella
Cuando escuché por primera vez esa hermosa canción, estaba con Patricia en “Caruso” legendario y maravilloso sitio de tertulia, gracias a Germán Rodríguez su propietario, además coleccionista de música increíble.
Era noche de viernes y allí estábamos de tertulia. El lugar estaba lleno. Era pequeño, pero bien organizado y atendido por Germán, quien además, deleitaba a los asistentes con sus chistes y anécdotas. Héctor Moncada estaba allí, acompañando al maestro Héctor Ochoa Cárdenas, compositor de “El camino de la vida”, quien había llegado de Medellín y estaría de jurado en el concurso nacional de duetos a realizarse en el Teatro Yanuba.
Debo destacar que Héctor Ochoa tiene otras composiciones importantes, entre ellas “Tú, lo mejor de todo”, “Muy antioqueño”, “Pase lo que pase”, “El amor no acaba”, “Orgullosamente mujer”. Así mismo, le han sido otorgadas muchas condecoraciones y le han dado premios por sus composiciones.
En un momento dado, Héctor Moncada empezó a cantar “El camino de la vida”. Recuerdo que tomé de la mano a Patricia y escuché atentamente la letra de esa maravillosa canción. Desde ese momento, esa canción significa mucho para mi vida.
Cuando la escucho, siento que el corazón se acelera y llegan a mi mente mis hijos y mi nieta. Porque la letra de esa canción es muy diciente y de gran significado.
Recuerdo que el maestro Héctor Ochoa me dijo aquella vez que, cuando la estaba componiendo allá en su oficina, lloraba con cada frase. Y no niego que, a veces, me pasa igual, cuando la escucho.
La han grabado diferentes intérpretes, entre ellos Gian Franco Pagliaro. Estando en Pereira, vi el disco compacto en un centro comercial y lo adquirí para regalárselo a mi hermano, porque sé que lo iba a tener muy presente con Liliana.
Creo que el primero que grabó “El camino de la vida” fue el trío América. Luego la he escuchado por Jessica Jaramillo, Fausto, Fonseca, Juanes, Los Antares, Los Tres Reyes, Valentina Parra, Victor Hugo Ayala, Jorge Eliecer Orozco y muchos más.
No voy a negar que le he pedido a una amiga argentina que espero nos deleite con su voz, interpretando “El camino de la vida”, pero sé que sus ocupaciones son muchas y además, está dedicada a cantar música de su tierra, allá en Alpa Corral.
Hace pocos días, el 10 de abril, cuando Amancia Beltrán de López cumplió 100 años, fue la canción central en el homenaje a su vida. El salón estaba lleno y la familia abrazaba y coreaba el nombre de Amancia. Fue un momento de gran significado.
Es que la letra dice demasiado. Si no se ha detenido a escucharla, esta es mi invitación para que cuando la escuche, sienta de verdad, una canción que nos enseña el camino de la vida.
“De prisa como el viento van pasando
Los días y las noches de la infancia
Un ángel nos depara sus cuidados
Mientras sus manos tejen las distancias
Después llegan los años juveniles
Los juegos, los amigos, el colegio
El alma ya define sus perfiles
Y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño
Y brotan como un manantial las mieles del primer amor
El alma ya quiere volar y vuela tras una ilusión
Y aprendemos que el dolor y la alegría
Son la esencia permanente de la vida
Y luego cuando somos dos, luchando por un ideal
Formamos un nido de amor, refugio que se llama hogar
Y empezamos otra etapa del camino
Un hombre, una mujer, unidos por la fe y la esperanza
Los frutos de la unión que Dios bendijo
Alegran el hogar con su presencia
¿A quién se quiere más sino a los hijos?
Son la prolongación de la existencia
Después cuantos esfuerzos y desvelos
Para que no les falte nunca nada
Para que cuando crezcan lleguen lejos
Y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada
Y brotan como un manantial los sueños de su corazón
Sus almas ya quieren volar y vuelan tras una ilusión
Y descubren que el dolor y la alegría
Son la esencia permanente de la vida
Mas luego cuando ellos se van, algunos sin decir adiós
El frío de la soledad golpea nuestro corazón
Que es por eso, amor mío, que te pido
Como le pido a Dios, si llego a la vejez, que estés conmigo”.
Así es el camino de la vida. A veces, con espinas, pero un camino que debemos recorrer cada día.
Cómo olvidar esos momentos en los cuales estuve a punto de morir y ella, Patricia estuvo ahí, siempre.