Por Manuel Gómez Sabogal
No es el de los carteles, ni el que proponen los publicistas, ni las mujeres maravillosas que aparecen en todas partes en vallas ofreciendo de todo.
El modelo a seguir no está lejos de nosotros. Mírate al espejo. Analiza a esa persona que aparece ahí. Corrige errores, busca mejorar cada día. Ese es un gran modelo a seguir.
La familia es un modelo a seguir. Padres, hermanos, hermanas. Ellos valen la pena y son modelos a seguir.
No nos inclinemos por ser parecidos a, o ser como. Ni “yo me llamo” … Busquemos ser nosotros. Cuando descubrimos cualidades y aptitudes que no conocíamos en nosotros o cuando en el círculo de la familia o amigos encuentran capacidades increíbles que dejamos salir sin querer, quiere decir que debemos intentar todo para ser mejores.
Es importante tener estos valores que son necesarios para ser un modelo a seguir: Respeto, Honestidad, Responsabilidad.
Hay algo que también es importante considerar. Muchas veces, no creemos en nosotros. No nos valoramos lo suficiente. Y surge una frase detestable: “No soy capaz”.
Porque creemos que no podemos y no lo intentamos. Tantos ejemplos que hay de valores en seres humanos que carecen de piernas o brazos o ambos. Y hacen demasiadas labores que nunca creimos que eran posibles en ellos.
El modelo a seguir está en ti, en cada uno, en nosotros.
Nadie es perfecto. Cometemos errores, demasiados y casi siempre. Nos equivocamos, pero podemos remediarlo. Podemos enderezar el camino y ser un modelo a seguir.
Podemos fracasar muchas veces, pero no son fracasos, son experiencias. Y sí que hay ejemplos de fracasos convertidos en éxitos.
Existe un modelo a seguir. Se llama Jesús. Parece extraño que yo escriba esto, pero es la verdad.
Porque Jesús fue razonable y equilibrado, abordable, compasivo, comprensivo, respetuoso, responsable, buen amigo, valiente, inspirador.
El ejemplar modo de vida de Jesús nos enseña cómo debemos ser. Así pues, nunca permitamos que la ansiedad o las preocupaciones de la vida nos impidan imitar el modelo que nos dejó el hombre más grande de todos los tiempos: Jesucristo.
Me pregunto: ¿Por qué hay tanta delincuencia, corrupción, intolerancia, egoísmo, envidia, irresponsabilidad, soberbia?