Por Andrés Macías Samboni
“Una imagen vale más que mil palabras”, este adagio usado en varios idiomas, afirma que una sola imagen fija (o cualquier tipo de representación visual) puede transmitir ideas complejas (y a veces, múltiples) o un significado o la esencia de algo de manera más efectiva que una mera descripción verbal o textual. Por lo que nos ocuparemos aquí en responder ¿Por qué hoy en día adquiere importancia la imagen personal?
Al hablar de imagen personal, muchos coincidimos en afirmar que es nuestra “mejor carta de presentación”, pero si nos detenemos en la etimología o raíz de los conceptos, nos encontramos, en primer lugar, con que imagen, viene del latín imago que significa imitación de la realidad. Por ello, Silvia Rincón, periodista española, afirma que: “La imagen no es la realidad, es una representación de la realidad que recoge nuestro cerebro. Percibimos una imagen personal de alguien en el cerebro y es analizada por los cinco sentidos, luego nuestras creencias y valores nos ofrece una imagen diferente del mismo concepto. Por eso no gustamos a todo el mundo, pues el otro hace su proceso de percepción desde sus valores y creencias”.
En segundo lugar, la palabra persona, también atribuida al latín phersu y este a su vez, del término griego prósôpon que significa: “máscara”, y se compone de pros, “adelante”, y opos, “rostro”: aquello que se coloca delante del rostro. Así entonces y en concordancia con Rincón puedo condensar el concepto de imagen personal como “la información que una persona transmite, de forma consciente o inconsciente, a los otros, a través de las diferentes máscaras y lenguajes que maneja”.
Estamos en el mundo de las redes sociales, lo que nos lleva a mostrar la mejor imagen de nosotros mismos, a compararnos con otras personas y esto es difícil porque la sociedad muestra estereotipos de una persona bella, delgada, perfecta. Lo anterior afecta la autoestima ya que se dibuja una imagen irreal y compleja del cuerpo, de quién soy y cómo quiero ser. En este camino se experimenta una serie de peripecias para lograr el “ideal falso”, pero somos únicos e irrepetibles, debemos ser nosotros mismos, sentirnos por lo que valemos y no por lo que nos puede representar. Pues nuestra mente crea una emoción de aceptación o rechazo frente a cómo nos vemos, el amor propio debe conducirnos a la aceptación corporal y, en consecuencia, que haya un equilibrio con la persona que somos, por eso debemos celebrar las partes del cuerpo que nos gustan, y fijarnos en cómo podemos mejorar los defectos. Dejando claro que es más importante nuestra autenticidad como humanos, dejando a un lado las “Caretas sociales”; es decir, ser aceptados por la sociedad no por el físico sino por lo personal.
Si bien es cierto que la imagen que los demás se formen de nosotros, a partir de una primera impresión, es la que generalmente perdura y la que nos abre o nos cierra las puertas hacia nuevas oportunidades. También lo es el hecho de que hoy en día vivimos tiempos poco complicados y cada quien se viste como mejor le parezca y mejor se sienta. Pues la imagen personal va más allá de las vestiduras: también involucra el lenguaje, las palabras que usamos para comunicarnos, la expresión corporal, la entonación; en conjunto, todo lo que comunica es un constructo que determina la imagen que los demás se formen de nosotros, de ahí la importancia de la capacidad de autoconocimiento para sentirnos seguros, firmes y amados por nosotros mismos para proyectarlo a los demás. Y, para terminar, ¿tú qué imagen le estás mostrando al mundo?