Así es. Ni más ni menos, una muestra de honestidad que vale la pena destacar, mostrar y escribir sobre ella.
Porque la honestidad es una palabra desconocida por muchos de los políticos, o mejor, echada al olvido por ellos, debido a que la ética se deshizo cuando se volvieron lo que son.
Roban en todas partes, esconden el dinero, abusan del poder. Así son muchos de ellos. Se hacen los locos con los nombres tan conocidos como Odebrecht, Reficar, La Guajira, el Chocó y muchos más.
Afortunadamente, muchos jóvenes no han aprendido sus mañas y siguen siendo jóvenes en quienes confiar, creer y quienes van a salir adelante, gracias a lo que aprendieron en sus hogares. Les enseñaron a ser honestos y lo cumplen.
Es el caso de un joven que nos dejó anonadados por su honestidad. Cuando entregó los dos billetes de $ 50.000 a mi amigo, y este le preguntó por qué lo hacía, su respuesta fue simple, sencilla y llena de tranquilidad: “mi mamá me enseñó”.
Todo sucedió el sábado en reunión de amigos en un hermoso sitio. Allí estábamos tomando café, charlando tranquilamente, riendo, recordando momentos, historias, anécdotas y totalmente tranquilos con respecto al paso de minutos y horas. Porque ya llevábamos dos horas y no habíamos almorzado.
Cuando nos retiramos del sitio, a uno de los compañeros se le cayeron los dos billetes. Nos fuimos a un restaurante cercano a almorzar.
Uno de mis amigos fue a cancelar la cuenta y ahí su sorpresa. El joven le entregó los dos billetes y le dijo que los había encontrado en el suelo junto a la mesa donde habíamos estado.
Cuando mi amigo llegó a la mesa en el restaurante, nos contó la historia. ¿A quién se le habían caído? Quien se hallaba cerca de la puerta de la cafetería, había notado la desaparición de los billetes, pero no recordaba dónde los había perdido.
Gracias, Juan Pablo por ser una persona honesta y maravillosa. Juan pablo, atiende el Café de Wanderlust.
Es un reconocimiento a un joven y a los jóvenes que siguen siendo honestos, decentes y no están contaminados.
Gracias a Juan Pablo y que muchos sigan su ejemplo. Volveremos a Wanderlust Café, porque sabemos que allí nos esperan con amabilidad, sinceridad y antes que nada con mucha honestidad.
“Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.
Lucio Anneo Séneca
Manuel Gómez Sabogal