Cuando los hijos llegan a la adolescencia, los padres, en general, entraron a los cuarenta, a lo que en psicología junguiana se denomina la segunda mitad de la vida; y así como los hijos están pasando por una serie de cambios hormonales, físicos y emocionales, los padres están atravesando una crisis vital que muchas veces terminan confrontando esas dos generaciones.