Por Manuel Gómez Sabogal
Así de sencillo y simple. Porque en una librería se pide rebaja por un libro y si no la hay, no se adquiere.
Si va a un bar, no hay problema. Al final, le llega la cuenta que no se imaginaba, pero la cancela sin chistar. No le importa. Disfruta al máximo, se emborrachó y pagó lo que nunca imaginaba, pero no le importa.
Afortunadamente, los libros se ven en las redes sociales y cada vez son más los escritores que aparecen y se mezclan con los demás para que los lean.
Un señor, Pedro Gualteros, nacido en Suaita, Santander, quien fue voceador de prensa, y cine, logró inventarse el cuento del Outlet de libros y con ese Outlet viaja por todo el país para que los lectores y quienes no leen adquieran los libros de su predilección.
El Outlet de libros ha ayudado a que muchos lectores adquieran libros a precios que nunca imaginaron. Libros desde 5 mil pesos. Muchos títulos y novedades.
El Outlet de libros ha estado en Armenia en varias ocasiones y poco a poco, el público ha respondido como debe ser. Se incrementaron no solo las ventas, sino conferencias con escritores de la región y nacionales.
Es curioso, pero en muchos supermercados hay estantes cargados con licores de toda clase y precios hasta inalcanzables. Sin embargo, las personas consiguen los licores que quieren y llenan sus licoreras en casa.
Porque en muchas residencias y apartamentos hay un lugar especial para los licores. Son muy importantes en cada hogar.
Así mismo, en muchos supermercados no hay estantes con libros. Porque no les interesa, no les importa vender libros. “No se venden” sin siquiera ofrecerlos.
En las casas o apartamentos no hay espacios para los libros. Si los hijos o alguien de la familia lee y tiene libros, su biblioteca personal debe estar en su habitación.
En ocasiones, algunos padres les piden que “bote tanta basura” que tiene guardada. Es decir, encuentran que los libros son basura y deben ser botados. Tampoco leen. No les enseñaron a hacerlo o les enseñaron mal, los obligaron a leer y desde ese momento, empezaron a odiar los libros.
Procuro que muchas personas lean más y para ello, mis sugerencias:
1. Que haya una pequeña biblioteca en las salas de espera de los aeropuertos para que las personas puedan leer mientras sale su vuelo.
2. Que haya una pequeña biblioteca en los bancos, para que las personas puedan leer mientras llega su turno para ser atendidos.
3. Que haya una pequeña biblioteca en los paraderos de buses para que las personas tomen un libro y si desean, dejen otro para que haya más personas amantes de la lectura.
4. Que haya una pequeña biblioteca en los cafés para que las personas tomen un libro mientras esperan que les traigan su pedido.
No pida rebajas en las librerías. Adquiera los libros sin regatear, así como no lo hace con los licores.