Desde el séptimo piso, por Faber Bedoya
Un tema recurrente en las reuniones de nuestro grupo de la tercera edad son los hijos, los nietos y tenemos dos compañeros que tienen bisnietos. Nos compenetramos con la vida de todos, somos coparticipes de sus éxitos y sufrimos con sus problemas. El hijo de Enrique, un compañero, este año termina sus estudios universitarios. Hace dos años se casó. Ya tiene un niño pequeño, hizo abuelo a nuestro compañero. Viven los cinco en una pequeña finca cerca de un pueblo del Quindío. “Era solo por unos días, mientras nos organizamos”, todos decimos “no hay nada más permanente que una solución temporal”. Y se graduaron los dos, en diferentes carreras, con reconocidos honores. “Papá, vamos a seguir estudiando, en España, nos ganamos una beca para hacer una maestría, tú nos puedes cuidar el niño, son solo dos años, por fa”. Y le contaron todos los detalles de la subvención obtenida. El niño se quedó y los tres encantados. Entró al preescolar, se comunicaba con sus padres. El niño muy bien, los abuelos, ahora padres en propiedad, felices, plenos. Terminó preescolar y empezó la básica primaria en una escuela del pueblo. Pasaron tres años y los padres seguían ausentes.
“Papá, nos candidatizaron para estudios de doctorado, te puedes quedar con el niño, otros dos años, por fa”. El nieto ya estudiaba en primaria, y su abuelo era padre, acudiente, mejor, no conoció otro padre que a Enrique y a sus compañeros del grupo de pensionados. Llegó a faltar a la escuela para irse con nosotros a un paseo, es muy especial y encantador el niño. La educación primaria para todos, el alumno, los padres y nosotros metidos a maestros, fue muy fácil. Básicamente son las cuatro operaciones, la historia y geografía, del municipio, el departamento y la nación. Construir frases en español, hablar bien, escribir, redactar. Religión, Cívica, ciencias naturales, y mucha Educación Física. Aparecieron materias nuevas para nosotros en primaria, química, Ingles. Pero a pesar de contar con suficientes herramientas tecnológicas, todos insistíamos en hacer operaciones mentales, incentivar la comprensión, la aplicación, el análisis, y la formulación de juicios, antes que la dependencia de las máquinas.
“papá, nos aceptaron en estudios de posdoctorado, te puedes quedar con el niño, otros dos años, por fa, te vamos a mandar mensualmente una cifra para que nos matricules al niño en un colegio privado de la capital, nada de un colegio público en el pueblo, por fa”. El niño inició estudios de bachillerato, por decisión de él mismo, de su abuelo, ahora padre titular, en el colegio público del pueblo natal de su padre y de su abuelo, y no en un colegio privado de la capital. Recibían la mensualidad cumplidamente y abrió una cuenta de ahorros a su nombre. Las materias en secundaria se agrupan por áreas, todo es realmente, diferente a como lo estudiamos nosotros. Recurrimos a toda la ciencia de Asdrubal y Jacob en matemáticas, para resolver los problemas que planteaban los nuevos textos de cálculo, y lógica matemática. En Biología, Ernesto nos colaboró, en Sociales recurrimos a Julio Cesar, en Español, Luis Eduardo fue un verdadero maestro. Y contamos con la asesoría pedagógica de Yezid, Omar, Luis Carlos, Roberto, además del suscrito. Organizamos en la finca de Enrique encuentros pedagógicos, tertulias, laboratorios, paseos didácticos, talleres. A tema o materia que nos causara dificultad, le montábamos un taller, y nosotros fuimos sus conferencistas, profesores de sus profesores, volvimos a estudiar con el nieto de Enrique, y el grupo de la tercera edad.
“Papá nos propusieron como profesores de la Universidad, este año, en diciembre, vamos por el niño para traérnoslo, para este extraordinario país”. Esta información nos cayó como un baldado de agua fría, qué vamos a hacer, y qué quiere el niño, ya todo un joven, muy maduro. Presentó las pruebas del Icfes, excelente puntaje. Cada pensionado quería influenciar para que estudiara su carrera, tenía muchas opciones, y contaba con mucha ayuda para ingresar a nuestra universidad. Estamos en octubre, tenemos hasta diciembre para organizar una estrategia, y colaborar en la mejor decisión para “nuestro” nieto.
Lo importante de esta historia, pase lo que pase al final, es que volvimos a estudiar, hicimos unas tareas impresionantes, elaboramos proyectos en bachillerato, vimos materias que solo las habíamos estudiado en la universidad, desde primaria se enseñan materias que antes eran de secundaria. Las ciencias tienen un léxico moderno, al niño le tocaron los computadores, los celulares, Enrique, nosotros le proveíamos de lo actual, y los padres también le mandaban para que adquiriera la última tecnología. Las video llamadas eran muy frecuentes y el niño estaba a la vanguardia de todo lo actual en Colombia y en el mundo. Muchos de nosotros nos íbamos fines de semana a intercambiar conocimientos con ese niño. Y asistían profesores del pueblo, y la finca se convirtió en un taller de refuerzo del aprendizaje. Porque para nosotros, los profesores, el niño, y sus compañeros, esos años de estudio fueron muy agradables, era como un trabajo remunerado con un ocho o diez, sin refuerzos, logros por recuperar, aplazados y reprobados. La disciplina era el trabajo, la norma era en consenso, unión en la diversidad. Y la base de todo el respeto. No había materia aburridora, difícil. Temas complicados, cuando se llegaba al salón de clases iba tan preparado como el profesor. Y muchos compañeros de grupo seguían este ritmo. El proceso enseñanza-aprendizaje era muy agradable, productivo, y generaba cambios de comportamiento.
Eran pocos bachilleres. Una ceremonia sencilla, una fiesta modesta. Los padres del niño le mandaron suficiente dinero para que fuera con los abuelos de paseo a San Andrés y lo más seguro era que cuando regresara del paseo ellos estaban en Colombia. Y hablarían.
Solo queda prepararnos para que Enrique nos cuente que pasó en esa reunión. Qué bueno que nos dijera, que el hijo lo llamó y le dijo, “papá nos programaron cursos de vacaciones y tenemos que posponer el viaje hasta el año entrante, nos cuidas el niño otro año, por fa”.