Traducido por Luis R Castellanos
A pesar de parecer más un invento moderno, la correa para perros ha existido durante siglos, los primeros ejemplos rudimentarios se remontan al antiguo imperio romano. Incluso entonces, los propietarios necesitaban un dispositivo para mantener a sus mascotas bajo control mientras las mantenían a distancia, y así fue como se inventó la correa.
Más adelante en la historia registrada, parece que las correas que solían usar las mascotas reflejarían el estatus social del dueño, desde delicadas cadenas brillantes en el caso de la burguesía hasta correas de cuero menos obvias para los dueños de mascotas de clase media.
La primera información registrada sobre correas para perros, sin embargo, aparece en 1908 en los Estados Unidos. Ofrece información detallada sobre una patente para un dispositivo innovador que presentó muchas mejoras en comparación con los modelos improvisados que se han utilizado antes, como un tambor y un resorte para permitir que el propietario soltase la cadena o correa en etapas.
Aparentemente, esta patente apareció en el momento más propicio, dado que la reciente e inesperada industrialización de las ciudades americanas había provocado malas condiciones de vida. Los vecindarios se volvieron sucios y brutales, y la necesidad de seguridad y un ambiente más organizado se reflejó en la forma en que la gente lidió con las regulaciones sobre mascotas.
Era una época en la que la sociedad se preguntaba si tener mascotas sería una buena idea al vivir en la ciudad y tener una forma de controlarlas y educarlas hacía que muchas personas se sintieran más seguras al caminar por las calles de las grandes ciudades. En la actualidad, se ha vuelto casi imposible imaginar caminar por las calles de las principales ciudades sin encontrarse con innumerables peatones que pasean a sus mascotas.
De esta manera, se puede considerar que el surgimiento de la correa como una patente moderna fue un hito en términos de actitudes hacia los perros como mascotas, ya que los perros se consideraban más una necesidad para una casa de campo que una mascota de apartamento.
El período victoriano trajo consigo un refinamiento muy necesario y alimentó la idea de la mascota mimada. Los perros se convirtieron en un símbolo de la vida familiar doméstica y comenzaban a ser contados como parte de la familia. Esto es alrededor de la época en que aparecieron las primeras tiendas de mascotas, lo que significa que innumerables accesorios y modelos de correas inundaron los mercados.
Sin embargo, en algún punto intermedio, la aparición de la correa retráctil para perros marcó un momento en la historia de las mascotas. En primer lugar, ofrecía un mayor control sobre los movimientos de la mascota al mismo tiempo que permitía su propia libertad y espacio personal, algo sin precedentes. Es un dispositivo específicamente adaptado a la vida de la ciudad ya que, en el campo, no le encontrabas ningún uso.
La idea de la correa retráctil solo logró volverse popular alrededor de la década de 1970, y en ese momento los perros no eran vistos como una amenaza o una preocupación social de ningún tipo, sino que eran aceptados y considerados parte de la familia. Además de cambiar la forma en que controlamos a nuestras mascotas, logró introducir un nuevo tipo de pensamiento y una nueva forma de ver la propiedad de mascotas.