¿Qué hacer?
Existe un consenso creciente de que un desarrollo saludable durante la infancia y la adolescencia, contribuye a una buena salud mental y puede prevenir problemas de salud mental en la edad adulta. Por tanto, es importante que los padres puedan identificar síntomas comunes de la enfermedad mental en la pubertad o adolescencia temprana. La mitad de todos los trastornos mentales, como la depresión mayor, ciertos trastornos de ansiedad, los trastornos de la alimentación o los trastornos por abuso de sustancias comienzan alrededor de los 14 años y las tres cuartas partes a mediados de los 20 años.
Es importante que los padres comprendan que una parte normal del desarrollo de los adolescentes pasa por experimentar una amplia gama de emociones, las cuales llegan a ser abrumadoras y turbulentas para el mismo adolescente y todo el sistema familiar. Por ejemplo, los adolescentes pueden sentirse ansiosos por la escuela o las amistades, que experimenten un período de depresión después de la muerte de un amigo cercano o un familiar, o por qué no logran establecer una relación amorosa con alguno de sus pares. Sin embargo, los trastornos de salud mental, se caracterizan por síntomas persistentes que afectan cómo se siente, piensa y actúa una persona joven, llegando a interferir con las actividades regulares y el funcionamiento diario, como las relaciones con sus pares y el sistema familiar, las tareas escolares, el sueño y la alimentación.
Estos son algunos síntomas comunes de la enfermedad mental en la adolescencia:
- Dificultades para comer o dormir.
- Falta de energía.
- No comer, vomitar o usar laxantes para bajar de peso.
- Dificultades para realizar tareas diarias, como ir a la escuela.
- No querer pasar tiempo con amigos o familiares.
- Falta de interés en hacer las cosas que normalmente disfrutaba.
- Sentirte muy triste por más de dos semanas.
- Sentir miedo repentino y abrumador por ningún motivo, a veces con palpitaciones, dificultades para respirar.
- Deseo de hacer cosas peligrosas que pudieran hacerle daño a sí mismo u otras personas.
- Peleas frecuentes con familiares o amigos.
- Emociones incontrolables, las cuales llegan a afectar sus relaciones con familiares y amigos.
- Sensación de desesperanza.
- Apatía o sentirte atontado como si nada importara.
- No poder dejar de pensar en ciertas cosas o recuerdos.
- Sentirte confundido, olvidadizo, tenso, enojado, disgustado, preocupado o asustado.
- Deseo de hacerse daño a sí mismo o a otros, o hacer planes para ello.
- Padecer dolores corporales en cualquier parte del cuerpo y sin ninguna explicación médica.
- Fumar, beber o usar drogas.
- Escuchar voces en la cabeza.
Las variaciones del estado de ánimo y del comportamiento son parte del proceso normal del adolescente. Por ejemplo, es normal para los jóvenes sentirse deprimidos de vez en cuando y por un periodo de varios días. Del mismo modo, muchos jóvenes experimentarán con drogas o comportamientos “delincuentes” como parte de la exploración normal de su propia identidad. Sin embargo, la identificación, el tratamiento y el seguimiento de la salud mental en los adolescentes pueden ser complicados; ya que, la mayoría de los padres tienden a descartar los problemas mentales de su hijo adolescente debido a la confusión y las turbulencias emocionales intrínsecas que caracterizan esta etapa. Por otro lado, los adolescentes, a menudo son muy reacios a buscar ayuda, debido a la importancia y a la gran necesidad que tienen de ser “normales” y de ser aceptados en los grupos de pares.
Por tanto, primero que todo es importante que los padres tengan claro que los trastornos de conducta raramente se manifiestan por primera vez en la adolescencia. Además, el desarrollo repentino de nuevos problemas de comportamiento en la adolescencia pueden reflejar problemas familiares subyacentes: depresión o mal uso de alguna sustancia como el alcohol o las drogas por parte de alguno de los padres. Por otro lado, los comportamientos normales pueden ser distinguidos de problemas más serios por la duración, la persistencia y el impacto de los síntomas.
¿Qué hacer?
Identifiquen y nutran las fortalezas y habilidades del adolescente
Reconocer y reforzar las cualidades positivas les ayudará a aumentar la autoestima y la autoconfianza. Recuerden que esta es la base fundamental que le permitirá a su hijo adolescente a sobrellevar el estrés y a afrontar las adversidades que se les vayan presentando no solo en esta etapa, sino también en su vida adulta.
Ayúdenle a establecer vínculos afectivos estrechos con sus pares
Hacer conexiones y tener buenas relaciones con sus pares crean un clima de apoyo de gran utilidad para el adolescente, disminuyen la soledad e incrementan su sensación de “normalidad”. Una buena salud mental y un buen bienestar emocional implica la capacidad de tener y sostener relaciones personales satisfactorias.
Fomenten el desarrollo de habilidades, estrategias y recursos mentales y emocionales para que enfrenten y resuelvan problemas cotidianos
Los adolescentes tienden a tener comportamientos extremos, o se irritan con facilidad o se aíslan, así que primero ayúdenles a regular sus comportamientos y emociones. Para esto, es importante que ustedes como padres no pierdan la calma, e inviten a pensar al adolescente cuando este se desborde. En caso contrario, cuando se encierre en sí mismo, ; y segundo promuevan el pensamiento creativo: , ¿qué se te ocurre?, ¿qué crees que podrías hacer frente esta situación?, ¿cómo te hace sentir formar parte de este grupo?
Ayúdale a abrazar los desafíos
Las cosas que al principio pueden parecer difíciles para un adolescente, pueden convertirse en fáciles cuando las enfrentan y se dan cuenta de que son capaces de hacerlo.
Establezcan límites claros y definidos; al igual que definan una estructura formal de horarios y su cumplimiento
Elogien y refuercen los comportamientos deseados y las reglas cumplidas.
Promuevan el autocuidado
A través de una alimentación sana, el que practique alguna actividad deportiva que le guste, y que tenga una buena higiene del sueño.
Aborden rápidamente cualquier inquietud que tengan sobre la salud mental de su hijo adolescente y busquen la ayuda de profesionales especializados
Busquen asesoramiento, terapia psicológica y en casos muy necesarios y cuando corresponda, tratamientos farmacológicos controlados por un psiquiatra. Una intervención temprana ayuda a prevenir los problemas de salud mental en la vida posterior, aumenta la esperanza de vida y un buen funcionamiento social.