Un porcentaje significativo de la sociedad todavía se rehúsa a aprovechar los últimos recursos de hardware y software; algunas de las razones que originan esta resistencia y las opiniones de qué debería -o no- hacerse al respecto.
Alicia tiene 48 años y durante 8 ha usado el mismo celular, un Palm Treo que aunque todavía permite hacer y recibir llamadas, no la deja navegar y no funciona el touch de su pantalla. Pese a que el marido le ha ofrecido reiteradas veces cambiarlo por un smartphone de última generación, Alicia no ha aceptado. Confiesa que le tiene miedo al cambio.
Emilio trabaja muchas horas al día frente a una computadora. Utiliza el procesador de texto Word y cada vez que tiene que copiar y pegar una nota en un archivo nuevo, lo marca con el cursor, va hasta la barra de herramientas, hace clic en Copiar, abre un documento nuevo y, también desde el menú, presiona la función Pegar. Todo eso lo podría haber hecho mucho más rápido presionando los atajos de teclado Control + E, Control + C, Control + V. Desaprovechó herramientas de productividad que posee el propio software. ¿Cuántos minutos al día perdió por no usar las teclas en vez del mouse?
Jorge tiene 81 años y todos los meses va a cobrar su jubilación en el banco de la esquina de la casa. Se prepara porque sabe que se encontrará con sus amigos de todos los meses y esperará en la fila a que lo atienda el mismo empleado. A veces le acercan una silla y aguarda su turno sentado. Los hijos le han dicho hasta el cansancio: «Papá, usá la tarjeta de débito. Te van a dar un palo para sacarte la plata». Pero Jorge no quiere ponerse frente a un cajero automático. No le gusta la máquina, lo angustia y la detesta un poco. Además puede hablar con sus otros colegas de espera. ¿Home banking? Ni soñarlo.
Por diversas razones hay personas que no aprovechan los beneficios de la última tecnología. Podemos estar frente a tecnófobos, es decir, aquellos que le temen a la informática y el equipamiento de la electrónica de consumo. También habrá personas que podemos describir como luditas, aquellos que a comienzos de la Revolución Industrial rechazaban los nuevos procesos y maquinarias, ya que aducían traería la pérdida de miles de fuentes de trabajo. Pero hay otra variante: aquellos que no les interesa para nada las herramientas modernas. «¿Celulares, tablets, computadoras, para qué? Yo me arreglo de otra manera.»
Según un informe reciente de la consultora Pew Research Center, en Estados Unidos, el 59% de los adultos mayores (más de 65 años) se conecta a la Red, valor en porcentaje que sigue subiendo. En comparación, el total de todos los adultos online es del 86%. En cuanto al uso de celulares, 77% de la franja etaria de mayores de 65 los tienen, mientras que el 91% de todos los adultos los utilizan. Independientemente si estos valores puedan reflejar lo que pasa en la Argentina, lo que también indica esta investigación es que una vez que los adultos mayores se suben a la ola de la tecnología permanecen en ella hasta edades avanzadas.
¿Está mal o está bien no subirse a la ola tecnológica? Veamos qué tienen para decir sobre esto algunas voces que llegan desde la industria.
LIBROS Y PC
«No nacemos con un chip dentro, por eso es tan importante la educación en tecnología. Pero no olvidemos que la computadora es un medio, no un fin», asegura Javier Firpo, director de Programas de Educación y Responsabilidad Social Empresarial para Intel en América latina.
Firpo, que destaca la importancia de las computadoras en las escuelas para su aplicación en diversas disciplinas del conocimiento, asegura que «con los libros son complementarios. Pero no hay que forzar a nadie en esta incorporación del conocimiento tecnológico. Por eso es vital el rol del docente para guiar o motivar, el que tiene que buscar las estrategias hasta lúdicas o creativas para apoyar la enseñanza tecnológica».
Con relación a la incorporación de los adultos a las nuevas tecnologías, Firpo afirmó: «Por supuesto, hasta por una cuestión generacional encontraremos resistencias al cambio, pero paulatinamente la brecha irá disminuyendo.»
MANUALES SÍ O NO
Para Sergio Jung, gerente de Producto para Celulares de LG Electronics Argentina, el no aprovechamiento de la tecnología no pasa por una cuestión generacional.
«Creo que esto se da por la necesidad de cada uno. Si vos no sos de utilizar una planilla de cálculo hay muchas herramientas que no utilizarás. Como periodista conocerás más sobre el uso de los procesadores de texto que yo, que casi nunca los uso. La gente no investiga lo que no aplica. Seguro que más del 50% de las apps que instalás no las usás habitualmente.
-¿Los fabricantes hacen lo necesario para disminuir el no aprovechamiento? ¿No sería válido que muchos equipos, desde un lavarropa o una plancha hasta un smartphone, trajeran un manual impreso en papel, como antes?
-La estrategia en nuestro caso, a partir de los smartphones, es colocar apps de uso más fácil, que la pantalla inicial del equipo sea más simple y que aparezca una ventana de ayuda para cuando se abre por primera vez una aplicación. Esto ayuda para los que debutan con un celular o vienen desde otra marca, con otras aplicaciones a las que estaban acostumbrados. En cuanto a lo de manuales en papel, muchas empresas ponen una guía rápida. No creo que sea necesario un libro de 200 páginas. Además, en Internet hay sitios y videos, oficiales y no oficiales, que responden cualquier duda.
VELOCIDADES EVOLUTIVAS
«Tenemos que hablar de velocidades evolutivas. A medida que se descubren cosas se abren las puertas para que se descubra más. El efecto es exponencial. Es como los fractales. El humano tiene una velocidad de entendimiento, de aceptación y comprensión, pero la velocidad de la evolución de la tecnología rebasa por lejos la velocidad de los seres humanos de entenderlas y asimilarlas.»
Ariel Bruzzone, director de marketing de TP Vision (Philips TV), dio dos ejemplos: «¿Cuánta gente utiliza la tecnología que permite a distancia seguir lo que pasa en tu casa por medio de cámaras o colocar un sticker en las llaves y encontrarlas con el celular? Y esta tecnología está, y en algunos casos hace años.»
Es algo conocido la falta de miedo de los chicos a la tecnología. «Todo es nuevo, un equipo electrónico o el sabor de una comida. La barrera no existe. Fijate cómo aprenden los idiomas los chicos de 2 o 3 años, a diferencia de nosotros, que siempre vamos a hablar con acento. El chico no tiene miedo, pese a que todo es nuevo. En cuanto a los adultos mayores que quieren valerse de la tecnología, yo les digo: úsenla.»
CAJEROS AMBULANTES
El problema de no querer usar los cajeros automáticos no es exclusivo de Jorge, el periodista jubilado del comienzo de la nota. Gente de todas las edades es renuente a hacerlo. Existe una iniciativa del gobierno porteño con relación a los adultos mayores donde se lleva por distintas partes de la ciudad un simulador móvil de estos dispositivos. Varios capacitadores del Banco Ciudad explican con tarjetas y billetes de fantasía el uso de estos equipos. Para saber lugares y horarios u obtener más datos de este y otros programas relacionados, puede llamarse por el 0800-222-4567 o visitar la página http://bit.ly/ZG9QuI.
ALGUNOS EJEMPLOS
En software
Cuando una persona no usa los atajos de teclado se pierde mucho tiempo yendo a las funciones en el menú.
En smartphones
Uno puede bajar muchas apps últiles, pero usa sólo una porción de ellas.
Cajeros automáticos
Se evita utilizarlos y se opta por ir a efectuar los trámites por ventanillas. Y ni hablar del home banking.
E-commerce
Se tiene miedo a realizar cualquier tipo de transacción comercial vía Internet
Manuel Castrillón | Diario La Nación
Nota
Tecnofobia: Miedo hacia nuevas tecnologías o dispositivos complejos.