Merodeando desde la Arquitectura
Arquitectura, tecnología y sentido común
El ser humano a través de la historia ha desarrollado, por medio de la observación y la experimentación, la capacidad de adaptarse lo mejor posible al entorno que lo rodea. Así las formas de habitar, desde la determinante cueva a la más “voluntaria” (en términos de su ubicación) cabaña, se ha visto en la necesidad de localizarse de manera de hacer la vida más viable. Comienza a erigir construcciones cerca de fuentes que le proveen los recursos para la vida y lo alejan de los peligros naturales. A medida que la tecnología ha avanzado, le ha permitido conquistar territorios y habitar en lugares donde otrora hubiera sido más difícil. De igual manera los avances técnicos le han permitido la agrupación en mayor número y la elaboración de espacios y experiencias dentro de los cuales se ha hecho posible desarrollar un tipo de vida que permite potenciar las capacidades individuales y colectivas permitiendo avances aun más impresionantes que difícilmente serían posibles en otras circunstancias. Sin embargo llama poderosamente la atención que esa confianza depositada en los avances tecnológicos lo hayan hecho alejarse de las experiencias y aprendizajes iniciales o básicos, sin los cuales no hubiera sido posible llegar hasta nuestros días. Así ese respaldo en avanzadas fuentes de energía, en el desarrollo de nuevos materiales, en procesos como la automatización, industrialización, prefabricación, entre otros, pareciera ir por un camino distinto o divergente al señalado por esos aprendizajes iniciales.
Entonces la tecnología en lugar de acompañarlos en algunos casos pretende compensar y hasta substituir lo que hasta el momento de la aparición de la misma apuntaba a la toma de ciertas decisiones en función de años de observación y experiencia. Vemos como por ejemplo en países como el nuestro a la hora de pensar en la disposición en el terreno de una edificación se piensa cada vez menos en las condiciones naturales que lo van a afectar durante toda su vida útil. Concretamente aspectos tan elementales como la luz, exposición solar, temperatura, a la que se verá expuesto, se dejan de lado y se disponen sin necesidad fachadas más largas de un inmueble en dirección Este-Oeste sin ningún tipo de previsión para la exposición a la radiación solar. Utilizando en estas incluso revestimientos como vidrio en disposición de “curtain-wall” confiándole a un sistema de aire acondicionado la tarea de compensar de alguna manera una falla de origen. En tanto que olvidemos los aprendizajes del pasado y no coloquemos los avances de la ciencia y la tecnología a trabajar en la misma dirección de todo lo que hemos aprendido hasta el momento y del sentido común que estos aprendizajes han ayudado a dejar como legado estaremos entonces originando cada vez mayores desequilibrios e igualmente desaprovechando el increíble potencial que toda esta sinergia podría generar para mejorar las condiciones de vida de todos en el planeta que habitamos.
Odart Graterol
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