Merodeando desde la Arquitectura
Ausencia de Balcones
Por estos días, en los que un fuerte resfriado me ha mantenido en casa sin poder salir y siendo que vivo en un edificio de apartamentos, he extrañado y necesitado en verdad un poco de aire libre, de estar un rato en el exterior. Sobre todo en esos momentos en el que el sol calienta de manera suave a primeras horas de la mañana y las postrimerías de la tarde.
Ya hace un tiempo, alguien de mayor edad me preguntaba ¿por qué ya no le hacían balcones a los edificios? De un tiempo para acá y en virtud de consideraciones absolutamente inmobiliarias (desde el punto de vista de la rentabilidad) y basado en las características muy particulares del mercado, en donde el valor de un inmueble está asociado entre otras cosas a la cantidad de metros cuadrados que posee, ha existido la tendencia a eliminar los balcones y terrazas. Comúnmente en inmuebles ya construidos lo que se suele hacer es literalmente arrimar el límite que otrora dividía el balcón de la sala-comedor e incorporarlo a este último.
De esta manera los metros cuadrados de balcón, (área “no vendible” por considerarse una regalía en términos de ordenanza municipal a la hora de computar el área de construcción máxima permitida para el inmueble en cuestión) pasarían a ser técnicamente “vendibles”. Así esto contravenga la ordenanza. Pero una vez otorgado el permiso de habitabilidad pareciera que cualquier cosa es válida en función de los intereses particulares. Así, y adelantándose a esta realidad, algunos promotores inmobiliarios contemplan vender el área completa incluyendo cuanta regalía les otorgue la ordenanza (que por cierto la de los balcones y terrazas no son las únicas) y presentan un “optimizado” proyecto al potencial cliente para la venta, diferente al introducido ante ingeniería municipal cumpliendo con todos los requisitos de ley para que les sean aprobados los permisos de construcción y habitabilidad. Es curioso observar en los propietarios de los apartamentos una especie de satisfacción al extender sus salones unos pocos metros cuadrados más, que suelen ocupar con algún revistero o mesita de lado, y creyéndose todos unos empresarios exitosos al cambiar una hipotética negociación futura que no siempre se da, por las ventajas de tener todos los días la posibilidad de saludar el amanecer tomar un poco de sol o de contemplar una noche llena de estrellas. En mi casa ya somos varios los que queremos nuestro balcón de vuelta.
Odart Graterol
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