Un ejemplo para niños y jóvenes
Cuando mi amigo llegó a la oficina, lo primero que dijo fue: – Hola, Malala. Lo miré y le pregunté: – ¿cómo así? Riéndose, me dijo: – Malala se ganó el Nobel de Paz.
No lo podía creer. Inmediatamente, me puse a revisar diarios del mundo y me convencí de este gran suceso. Malala Yousafzai, nacida el 12 de julio de 1997 en Pakistán, defensora de la asistencia de las niñas a la escuela, fue herida el 9 de octubre de 2012, por un miliciano del TTP, grupo terrorista vinculado a los Talibanes, el cual, después de abordar el vehículo que servía como autobús escolar, le disparó en repetidas ocasiones con una pistola impactándole en el cráneo y cuello, por lo cual debió ser intervenida quirúrgicamente.
Después de implantarle una placa de titanio y un dispositivo auditivo, Malala regresó a las clases en una escuela secundaria en Inglaterra. En mayo de 2014, participó de la campaña para la liberación de las jóvenes nigerianas, secuestradas cuando estudiaban, por un grupo islamita que rechaza la educación de la mujer. Malala es defensora del derecho universal de las niñas a la educación.
Malala ha tenido como su arma, los libros. Desde hace muchos años, Malala entró a estudiar, pero los talibanes prohibieron que las niñas fueran a la Escuela. Malala no obedeció y eso le costó el ataque de los talibanes.
Aun hoy, continúa su lucha. Sigue hablando en todas partes y buscando soluciones para que las niñas puedan estudiar.
Aquí en el Quindío y en Colombia ¿cuántas Malalas hay? ¿Cuántos niños y jóvenes están en escuelas y colegios y cuántos deben rebuscar con sus padres para poder tener algo en casa?
En este país, donde los políticos y los guerrilleros se la pasan hablando de paz, una niña de escasos 16 años, la más joven en recibir un premio Nobel, da el verdadero ejemplo al mundo.
Mientras nuestros políticos se pelean por cargos, puestos, empresas, tierras, una niña da un sincero ejemplo de cómo se trabaja por la paz, casi que costándole la vida.
Aquí, en este país, muchos de los políticos siguen robando, odiando, envidiando, pero no saben el significado de la paz. Pelean, discuten, gritan y se creen defensores de la paz, cuando, a consciencia, saben que prefieren hacer la guerra, prefieren gritar a los otros.
Un ejemplo que niños y jóvenes deben tomar desde ya. Esta niña destaca la educación como primordial para que el mundo cambie.
Rectores, docentes, estudiantes de escuelas, colegios, universidades, empiecen a conocer a Malala, su vida, su ejemplo y antes que nada, que es una menor de edad que sigue luchando por la educación
«Leer un libro, tener un boli en las manos, estudiar, sentarse en un aula… es algo muy especial para nosotros, pues hemos sido privados de ello». Malala Yousafzai
Manuel Gómez Sabogal
manuelgomez1a@gmail.com | Imagen de The Guardian