Manuel Gómez Sabogal
“Wasap es una aplicación gratuita y ofrece mensajería y llamadas de una forma simple, segura y confiable, y está disponible en teléfonos en todas partes del mundo. Y sí, el nombre WhatsApp es un juego de palabras de la frase What’s Up en el idioma inglés que significa «¿Qué hay de nuevo?».
Desde hace algunos años, me dio por ingresar a dicha aplicación y empecé a chatear con la familia y algunos amigos, además de iniciar mi participación en grupos que creí interesantes en todo sentido.
Hasta hace unos meses, me daba por charlar con algunos en ocasiones y mi participación general ha consistido en enviar mis notas lunes y martes, además de música en la noche, como para amenizar el descanso. Generalmente, lo hago de lunes a viernes.
Algunos contestan, otros los ven y muchos ni responden ni se sienten. Ni se dejan sentir. Escribo o envío alguna canción y hay frases o etiquetas muy dicientes.
Sin embargo, me he aburrido un poco, debido a muchos mensajes que llegan como “reenviado muchas veces”. A veces, me hace pensar que quienes hacen el reenvío, ni se toman la molestia de revisar quién o por qué lo reenvió.
Recibo textos o imágenes, oraciones, audios de pastores o religiosos. Todos relacionados con amor, paz, perdón y en ocasiones, de las mismas personas, recibo textos, imágenes y audios llenos de odio y rencor, gracias a la política. Vote por…y no vote por… Además, vídeos con enfrentamientos entre personajes relacionados con la politiquería.
Siempre les pido a mis contactos que no me envíen esa clase de textos, imágenes, vídeos. Algunos hacen caso y otros se hacen los locos. Como si no fuera con ellos.
En otras ocasiones, en un grupo, mientras hay una charla interesante entre los integrantes, aparece un mensaje totalmente, fuera de lugar y que nada tiene que ver con lo que se está discutiendo en el grupo.
Y en los grupos empiezan las disputas, alegatos y salidas de integrantes del grupo, debido a que no comparten que haya textos, imágenes y audios llenos de odio y rencor, gracias a la política.
Por todo lo anterior, en ocasiones busco paz y me refugio en la lectura, la música, momentos en los cuales hallo calma y tranquilidad. Me evito angustias, enojo y estrés.
Decido revisar wasap de vez en cuando en el día. O lo evito para estar tranquilo y recuerdo que “tener un diálogo contigo mismo te puede ayudar a recuperar recuerdos, tener seguridad en ti mismo y una mayor concentración, entre otros beneficios”.
Así que, no es para sorprenderse cuando me aleje un poco de las redes, especialmente, wasap, pues procuro estar conmigo, hablando conmigo, porque a veces necesito el consejo de un experto.
“Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo”
Julio Cortázar
Pertinente reflexión en un medio, las redes, tan contaminado por esa esencia maldita que llevamos los colombianos y que logramos escupir o vomitar por esos medios.
Lo peor de todo es que participemos o no, ocurre exactamente los mismo, nada, absolutamente nada, nuestro deseo de ser «notables» o «tenidos en cuenta» nos puede llevar a situaciones muy desagradables que bien vale pena evaluar.
Finalmente nada de esto es real, es una fantasía más para desviarnos del camino hacia el interior, las redes atrapan y sacan, es decir, nos ponen en sus telarañas y nos alejan de nosotros mismos y si embargo les hacemos el juego y derrochando nuestro inventario de «estupidez humana», aquí seguimos haciendo genuflexiones al enemigo, ese que nos quiere dispersos y frágiles para vendernos algo innecesario y mantenernos atrapados o enredados.
Muchas gracias por tu comentario, Miguel. En Venezuela también ocurre igual. Allí tenemos a los «guerreros del teclado». Desde Whatsapp son unas personas aguerridas y determinadas. Lo malo es que en la realidad, en persona, no lo son…