Y otras cosas
Ese hermoso monstruo llamado dinero
Hay gente que ha matado, mata y matará por él, y sin embargo es considerado, junto con la rueda y el descubrimiento del fuego, uno de los puntales del desarrollo en la Humanidad. Cuando inicialmente se presenta en el mundo, lo hace para dinamizar la necesidad social de intercambiar recursos reales y abstractos, pero luego, con toda la nueva dimensión que le imprime a las cosas, comienza a desdibujarse esa irrupción heroica y sus nefastos hijos, la especulación, el soborno y otros, casi llevan su objeto original al olvido. Ha crecido tanto que abarca tiempo y espacio: el dinero del pasado, del presente y del futuro puede dar dividendos. En cada país hay un dinero cuyo valor varía en una amplia banda, pero jamás se hace igual a cero. Sólo con la percepción que de su tenencia se pueda otorgar a alguien, esa persona puede invertir. Y es que partir del momento en el cual el dinero se convierte en unidad métrica universal del intercambio, llegó para quedarse en la vida de la humanidad desde ámbitos tan separados como dar limosna o comprar un iPhone. Ahora bien, el dinero necesita de un ingrediente fundamental para que el impacto de su presencia sea totalmente eficiente: necesita de transparencia en su manejo. La crisis mundial del dinero en muchos países ha demostrado que es la transparencia la que sigue siendo ese ingrediente demasiado escaso entre los que se dedican a manejarlo. Por eso, y salvando las distancias, coincido con los expertos que dicen que no se necesita la desaparición del dinero sino un nuevo tipo de relación con éste. En lenguaje sencillo: la banca es necesaria, pero, ¿los bancos? Como los vemos ahora, quizás no. No obstante, la relación gente-dinero tiene un crítico: es la equivocada utilización como unidad métrica universal de cosas que no son medibles: el nivel de éxito, la felicidad, el prestigio, el valor del trabajo realizado, etc. Es ese error de interpretación y no el puramente material lo que hace al dinero algo tan codiciado. Hoy día, por razones de seguridad esencialmente, se está reinventando el dinero desde el momento en que nuevas tecnologías permiten un intercambio de productos o servicios sin que el dinero tenga porqué intervenir en el proceso, haciendo cada vez es más innecesario usar el papel moneda. Suecia ha dado pasos agigantados en este sentido. El dinero es hoy principalmente información sobre él mismo, un número en forma de bits vinculado al nombre de una persona o sociedad. Estamos todavía en los inicios de una revolución del dinero que dejará como pequeña la que supuso pasar de los metales preciosos a los billetes. Mientras tanto, tenerlo es para unos, objeto de placer: para otros, de supervivencia.
Jorge Sánchez
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