
Traducido por Luis R Castellanos de MSN
Cuando la vida se complica, nuestros instintos a menudo nos llevan por el camino equivocado. Nos aislamos cuando la comunidad podría sanarnos, o soñamos con tiempo libre infinito cuando un nuevo reto podría llenarnos.
He dedicado 15 años al estudio de la felicidad y he tenido la oportunidad de hablar con miles de personas de todos los ámbitos de la vida, abarcando todos los niveles de ingresos, desde ejecutivos en oficinas hasta trabajadores de primera línea.
He aprendido que, independientemente de sus antecedentes o circunstancias, las personas más felices han descubierto cómo entrenar activamente su cerebro para buscar la alegría y la satisfacción.
- Priorizar las amistades: Las personas más felices consideran sus relaciones cercanas como algo innegociable, no como algo «agradable». Y cuando programan tiempo con amigos, intentan centrarse en hacer actividades juntos en lugar de simplemente ponerse al día.
- Descansar estratégicamente: ¿Agotado mentalmente? Sal a correr. ¿Con la mente destrozada por el trabajo analítico? Haz algo creativo con las manos. Las personas más satisfechas saben cómo conectar intencionalmente lo que las agotó con su modo de recuperación.
- Participar en actividades creativas: Las personas que dedican tiempo a actividades creativas, ya sea cocinar, escribir, jardinería o pintar, reportan niveles significativamente más altos de felicidad. Cuando creas algo nuevo, incluso si es una acuarela desastrosa, tu mente se activa de maneras que navegar por el teléfono nunca activa.
- Cultivar la comunidad: La próxima vez que te sientas estresado o abrumado, busca a otros en lugar de encerrarte. Ayuda a alguien o encuentra una causa que te llene de propósito. Tu cerebro podría protestar al principio, pero tu felicidad se disparará.
- No tener miedo a experimentar: Las personas más felices no se hacen las indiferentes. Buscan activamente las cosas, personas y actividades que les entusiasman. ¿Conoces ese entusiasmo que sientes cuando hablas de una actividad que te encanta? Ese es, de hecho, el ingrediente secreto de la felicidad diaria.
- Establecer límites firmes: Las investigaciones indican que necesitamos de dos a cinco horas de tiempo libre al día para alcanzar la máxima felicidad. Las personas felices protegen su «tiempo para mí» y saben que esos correos del trabajo pueden esperar.
- Gestionar su energía: Las personas felices reconocen sus altibajos personales, programando tareas exigentes cuando están más alertas por naturaleza y periodos de recuperación cuando suelen bajar el ritmo. Crean días que fluyen con su biología, en lugar de luchar contra ella.
- Aprovechar las microconexiones: Las investigaciones demuestran que las conversaciones informales con desconocidos mejoran constantemente tu estado de ánimo, así que esa charla con tu camarero podría ser justo ese subidón de felicidad que nunca supiste que te faltaba.
- Disfrutar de lo bueno: Las personas verdaderamente satisfechas no se apresuran. Reducen el ritmo para absorber plenamente los momentos positivos: la belleza del atardecer, el sabor de la buena comida, la sensación de logro. Al disfrutar de estas experiencias, entrenan su cerebro para experimentar la alegría con mayor profundidad.
- Buscar un progreso significativo: Las personas satisfechas siempre celebran los pequeños logros a lo largo de su camino. Entienden que la sensación de impulso genera más alegría que llegar al destino final.
La mentalidad feliz
Las personas que he conocido que tienen verdadera alegría en sus vidas no ven la felicidad en términos de un momento destacado: la ovación, el logro de un hito o el día perfecto. La consideran más como una guirnalda de luces. Cada pequeña bombilla puede parecer insignificante por sí sola, pero juntas crean algo mágico.
Comienza hoy mismo con uno de estos pequeños hábitos de felicidad intencionales y observa cómo tu capacidad de prosperar, satisfacción y satisfacción crece con el tiempo.