Existen ciertas actividades lúdicas que permiten estimular el desarrollo de los más pequeños. No en todos los casos se trata de juguetes. Más allá de objetos son actividades que pueden practicarse en familia y que logran grandes avances en el desenvolvimiento cognitivo de los niños.
Si eres madre y quieres brindarles a tus bebés las mejores alternativas para su aprendizaje. Entonces, el juego y el constructivismo lúdico es lo que debes aplicar. Aquí, te presentamos 3 fabulosos juegos que serán de gran ayuda para ti ¡No te lo pierdas!
1. El juego sensopático ¿Lo conoces?
Se trata de un método lúdico donde tus hijos pueden aprender, a través de la experiencia. Específicamente experimentando con los cinco sentidos. Es una actividad que trae consigo infinitos beneficios para el desarrollo de los más pequeños. El reconocimiento del entorno y de las habilidades propias fomentan no solo la madurez emocional. También, determinan el dominio cognitivo de una persona.
Es un juego que tiene como base especialmente la exploración del sentido del tacto. A través del juego de tocar, los niños pueden entender lo que tienen en sus manos y aprender el concepto de ello. Se trata de un aprendizaje real e inmediato. Donde el conocimiento se adquiere a través de la experiencia del juego. El niño no se da cuenta que está aprendiendo, pero lo hace. El juego, entonces, es una forma de educar que no puede pasarse por alto. De la misma manera como no debe impedirse que un niño llore, pues es una oportunidad pérdida.
Existen diversos juguetes sensopáticos que permiten a tus hijos el aprendizaje de una manera fácil y sencilla. Por ejemplo, la plastilina o masas flexibles. Estas, pueden ser moldeadas por las manos de los pequeños sin ningún tipo de riesgo. Pelotas y encajables con texturas y sonidos. Son de las más indicadas para los niños pequeños. El sonido estimula la adquisición de conocimiento y las texturas promueven el reconocimiento de todo lo que les rodea.
2. Actuar en pequeñas obras de teatro
Resulta una actividad muy divertida para toda la familia. Hacer una obra de teatro en casa es fácil y entretenido. Además, la personificación de diferentes situaciones y personalidades por parte del niño y la familia permiten, entre otras cosas, que se reconozcan las emociones. Con una situación ficticia, se logra que el pequeño entienda la vida real sin ningún inconveniente.
Imitar una emoción, por ejemplo, la tristeza. Hace que tus hijos internalicen la importancia de dicha emoción. Más allá de eso, el verdadero logro es que la reconocerán en la vida cotidiana. De esta manera, a través de la recreación de personajes y mediante el juego. Se puede lograr un avance significativo en su desarrollo emocional.
Por otro lado, este tipo de actividades determinan la apertura y consolidación de la personalidad del pequeño. Le otorgan mayor seguridad sobre sí mismo y disminución del miedo a la hora de expresar sus ideas. Lo cual, puede traducirse en una autoestima saludable.
3. Juego de memorias y semejanzas
Es un juego muy común que puede hacerse en casa. Basta unas cuantas cartulinas y algunos colores. Lo demás queda por parte de tu pequeño y su imaginación. El juego consiste en realizar dibujos iguales por pares. Se pueden recortar como una especie de fichas para que sea más fácil su manipulación.
Teniendo listos los dibujos y el arte, el juego consistirá en colocar todas las piezas boca abajo. Al mismo tiempo que se van destapando una a una. Se gana el juego cuando consigues ubicar dos figuras iguales. En ese momento, se recogen las cartas y se acumulan. Al final, logra ganar quien haya tenido mayor cantidad de aciertos.
Este juego tiene un rol múltiple. Por un lado, desarrolla la creatividad y cognición de tu hijo. Puesto que, los dibujos y pinturas permiten un aprendizaje directo del entorno. Dibujar o copiar un elemento del medio que los rodea los hace aprender sobre las semejanzas de los objetos y las personas. De igual forma, la memoria estimula el desarrollo cognitivo y sobre todo promueve la inteligencia y resolución de problemas.