Hay niños tranquilos, que pueden pasar largos periodos de tiempo concentrados en una sola actividad, mientras que otros son más inquietos, tienen mucha energía para liberar y no paran de moverse ni un segundo.
Estos últimos son los que más preocupan a los padres y otros familiares, puesto que hay que estar detrás de ellos constantemente, asegurándose que no se lastimen o que no rompan nada y por ello es habitual que la mayoría de las situaciones terminen en conflicto.
Para lidiar con esto, los padres pueden encontrar soluciones más creativas e inteligentes, sin hacerle creer al niño que posee un defecto; además no se deben confundir los niños inquietos, con los niños desobedientes, maleducados, intolerantes, y groseros.
La psicóloga y pedagoga Celia Rodríguez Ruiz, de la web EducaPeques, explica que es completamente normal que los niños tengan más energía que los adultos y que muestren vitalidad la mayor parte del tiempo, de manera que esto no debe ser un motivo de preocupación. Sin embargo, es fundamental que aprendan a emplear esa energía de forma sana y productiva.
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Busca actividades que le permitan estar quietos y tranquilos
Sé creativo y busca nuevas actividades que sean tranquilas, pero aun así agradables, divertidas e interesantes para tus hijos, porque de otra forma se aburrirán rápidamente. Cuando estés compartiendo un momento de calidad con tus hijos, olvida por un momento lo que quisieras hacer tú y trabaja en base a lo que les gustaría hacer a tus pequeños. Piensa como ellos.
Puedes leer un cuento entretenido y si son más grandes puedes sacar tus juegos de mesa. La idea es habituarlo para que realicen esta actividad durante un rato todos los días. Si notas que su concentración disminuye a ratos y se retira para hacer otra cosa, puedes comenzar por intervalos cortos y al pasar los días, a medida que adquiera el hábito, ya puedes ir subiendo el tiempo de la actividad.
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Haz que drene su energía de forma positiva
Un error común que cometen los padres de hoy en día es mantener a los niños tranquilos con la televisión o una consola de videojuegos. Al pretender que el niño pase toda la tarde en esta actividad, no estará drenando la energía, de hecho se pondrá tenso y de noche no querrá dormir.
Por ello se recomienda que practique algún deporte o actividad física,. Por ejemplo puedes llevarlo al parque, o bien puede manejar bicicleta, patinar, bailar o practicar un deporte en algún club.
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No pierdas los nervios
Debes ser más comprensivo. Si tu hijo comienza a inquietarse, no lo hagas tú también porque no sólo refuerzas su conducta, sino que él o ella comenzarán a imitarte. Entiende que no lo hace para molestarte, simplemente no puede evitarlo. Por ello no es positivo hacerlo sentir mal por algo que va en su personalidad. Trata de responder con calma ya que los niños aprenden más de lo que ven y enséñale a canalizar su energía de otra manera.
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Mantener un clima relajado
Tenerlos en un espacio tranquilo es muy importante, porque si en casa el clima es tenso, tus hijos estarán nerviosos la mayor parte del tiempo como consecuencia de que el ambiente está lleno de tensión. Situaciones que le generen miedo o sorpresa le producirán constante nerviosismo y su forma de expresarlo será siendo muy activo.
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Anímale para que concluya lo que empieza
Esto no sólo es importante para mantenerlos distraídos por un rato, también le será muy útil en el futuro cuando desee emprender algún proyecto personal. Los niños inquietos cambian de actividad constantemente, por ello es ideal que los animes a finalizar todas las actividades que realice.