La serie Sex Education de Netflix nos muestra de una manera directa, divertida y clara cómo los adolescentes están viviendo esa etapa de exploración y crecimiento en su desarrollo de personalidad y sexualidad.
Lo interesante es que todos hemos pasado por ahí, con dudas, retos, descubrimientos, amores, desamores, etc. Siendo hijos, sobrinos, nietos o amigos, vivimos en un continuo descubrimiento de nosotros mismos y es por eso que este artículo puede tener una mirada desde cualquier perspectiva: adolescente, padres u otros familiares, que por cuestiones de la vida están atravesando por esta maravillosa experiencia.
Este camino de exploración y descubrimiento puede llegar a ser mucho más enriquecedor si se comparte de manera tranquila y segura con las personas con las que tenemos más confianza, especialmente con la familia, por esto compartiremos algunas de las desventajas de no hacerlo a tiempo:
Intentos fallidos
Arriesgarse es bueno, intentar no es malo, inclusive hacerlo nos permite aprender cosas nuevas y conocernos un poco más en el proceso; sin embargo, experimentar desde nuestra sexualidad sin tener previo conocimiento de las consecuencias nos puede conducir a situaciones más complejas de manejar, como enfermedades o embarazos no deseados.
En uno de los capítulos de Sex Education, vemos como Meave, tuvo que enfrentarse a la decisión de abortar, su apoyo fue Otis quien se enteró de casualidad, pero tal vez si hubiese conversado con alguno de sus padres, profesores o familiares se habría podido evitar este episodio de crisis y decisión, que deja huella indudablemente para el resto de su vida.
Asesoría inadecuada
Si bien podemos encontrar a personas con un equilibrio mental entre la razón y la empatía para dar consejos, especialmente en nuestros pares o amigos, también nos encontramos con la otra cara de la moneda, aquellos que creen que todo lo saben y pueden llegar a provocar riesgos innecesarios.
En la serie, está Otis quien se guía bajo el ejemplo de su mamá que es psicoterapeuta, crea un “asesor sexual” en la escuela, pero cuando decide dejarlo, llega otro compañero que ve que puede ser un negocio rentable y comienza a denominarse como “experto” brindando consejos subjetivamente, sin tener en cuenta el contexto, la personalidad y las consecuencias. Inclusive, en una ocasión, uno de sus “clientes” se vio afectado físicamente por querer tener un mejor resultado sexual con su pareja. Acompañar a nuestros hijos, sobrinos o nietos en esta exploración sexual implica informarnos de una forma correcta, verídica y confiable.
Vínculos débiles
En ocasiones, como adultos creemos que por nuestra experiencia todo lo sabemos y pensamos que solo con decirle a nuestros jóvenes lo que deben hacer, ellos deberían hacer caso y seguir nuestro consejo al pie de la letra. Pero al no empatizar con lo que les sucede debilita la confianza, diálogo y seguridad que se ha construido con el tiempo; si entablamos una conversación con ellos es importante escucharlos y no pre-juzgarlos, sino orientarlos desde su realidad, que puede ser similar a la que tuvimos o nueva y retadora, lo importante es mantener los vínculos fortalecidos.
Dos mundos diferentes
Una de las historias que presenta Sex Education es la de Adam, el hijo del rector de la secundaria, quien inicialmente parece estar confundido frente a su orientación sexual y luego de aceptar su gusto por los hombres, decide tener una relación no tan pública con Eric.
Su historia nos hace reflexionar sobre lo que es evadir el tema o ignorar lo que a veces es evidente en nuestra vida, lo que pensamos o sentimientos por otros. Cuando entre padres e hijos solo se construye una expectativa de lo que se espera de “ser buen hijo” o “un buen padre”, solo se llega a un abismo que al final termina distanciando a los que más queremos, convirtiéndolos en extraños y sintiendo que ya no son parte de nuestra vida porque no estamos viendo la realidad, sino un panorama ficticio que nos lleva a dos mundos diferentes.
Complejos, frustraciones y confusiones
Cuando nos piden un consejo para solucionar problemas, casi siempre decimos que lo mejor es el diálogo, ¡pero qué complicado es aplicarlo! Tanto la mamá de Otis como la mamá de Lily, tienen algo en común y es el hecho de querer hablar con sus hijos por amor y cercanía, pero siempre algo resulta mal y las detiene a expresarse de manera correcta.
No debería ser tan difícil, no debería ser un misterio, es cuestión de ser sinceros, aceptar que nos podemos equivocar y, sobre todo, hacerlo a tiempo. Compartir experiencias desde la honestidad y explicarles que algunas de las cosas que pasan son naturales, puede prevenir ciertas frustraciones que podrían transformarse y pasar de ser complejos a capacidades y habilidades que fortalecen la aceptación y la autoestima.
¿Qué te parece? ¿Ahora sí te sientes listo para dialogar con tu hijo sobre sexo?