Por Manuel Gómez Sabogal
La conocí en el colegio de las Bethlemitas, estaba en grado 11 y yo era docente. Había otras 39 niñas en el salón.
Era una bella niña y siempre dispuesta a colaborar en todo. Tanto que un día, la hermana Clara me preguntó: ¿Qué opina de Andrea? Me quedé sin palabras. Todo, porque ella estaba subiendo al escenario del auditorio a acomodar elementos para una presentación. Solo le dije que me parecía una niña muy tierna, además de gran colaboradora en todo sentido.
Su mirada lo dice todo. Mira al futuro y siempre sonríe, porque encuentra su meta sin problema alguno.
Al graduarse, se fue a estudiar sicología en la Corporación Universitaria Iberoamericana y después, economía en la Universidad La Gran Colombia.
Después de eso, quiso ser empresaria y tuvo un restaurante en un segundo piso de un pequeño centro comercial. Fui a almorzar allí en algunas ocasiones. No le dio resultado. Quise ayudarle, pero en ese momento me quedaba difícil. Meses después, lo vendió. Nunca se rindió. Siguió creyendo en ella y todo lo hacía por sus hijos.
Siempre que nos saludábamos, su sonrisa era maravillosa. No decaía ante las adversidades. Una mujer que siguió buscando siempre cómo salir adelante. Siempre ha tenido un plan B.
Retroceder, ¡Nunca! Rendirse ¡Jamás! Siempre ha sido algo que va con ella.
Luego, estudió para ser Terapeuta Integrativo- Psicología Positiva en Instituto Europeo de Psicología Positiva – IEPP.
También, estudió para ser Asistente técnico veterinario en VETFORMACION. Actualmente, vive y trabaja en Suiza.
Sus hijos crecen en medio del amor de madre y la alegría de visitar diferentes lugares. Sitios que jamás imaginaron recorrer, pero que, gracias a esa abnegada mujer, ahora disfrutan como nunca lo habían hecho.
Andrea disfruta con sus hijos y aprovecha cada momento para vivir, como lo hacía en el colegio. Porque allí también se divertía hasta en clase. Sabía aprovechar el tiempo, su tiempo, porque siempre entendió que la vida es una y además, corta.
No podía dejar pasar los minutos sin enfrentarse a todo. Luz Andrea como en verdad es su nombre es una mujer que siempre encuentra la luz y sabe que está ahí, triunfando.
Hoy, sé que muchas de sus compañeras están triunfando, haciendo lo mejor y logrando sus sueños. Esos sueños que tuvieron desde esa época maravillosa del colegio.
Andrea es otro ejemplo de mujer batalladora, fuerte, maravillosa y llena de energía.