Por Manuel Gómez Sabogal
Hoy, los niños mayores de 7 años, no piden juguetes, ni libros, ni algo distinto a celulares o iPhones. Muchos padres ya los enseñaron a tener los aparatos para estar todo el día, ahí.
El mal ejemplo cunde y se ve en todas partes. Madres que caminan con un coche y en él un niño. Mientras caminan, van viendo su celular, revisando mensajes. En un restaurante, todos tienen su celular a la mano.
En casa, mientras los padres están trabajando por internet, el niño o la niña se acuestan en el sofá a mirar películas o a jugar en el celular. Y si van a la cama, peor. La luz apagada, el celular encendido y así pasan más tiempo.
Es decir, el enfoque hoy, es diferente. No hay charla, sino celular. No hay lectura, sino juegos en el celular. No hay libros, sino más juegos.
No es un crimen o algo por el estilo. Estamos en 2022 y hoy, los niños no quieren otra cosa, sino celulares o I phones. Claro que los más pequeños sí desean juguetes.
“Qué tiempos, ¿verdad?”, dice don Miguel Cruz mirando a su nieta Sofía, quien, agachada, metida en lo suyo, enlista en una carta las cosas que pedirá a los Reyes Magos. Para este 6 de enero, cuenta por fin la pequeña de 12 años —que asegura que se ha portado muy bien— solo quiere un nuevo móvil, unos audífonos y una cámara portátil resistente al agua para poder grabar videos dentro de una piscina. Así como ella, decenas de niños escriben sus deseos en las mesas de la oficina central de Correos del mundo, para entonces depositarlos en los buzones especiales que van con destino a Belén. Igual que Sofía, a su vez, miles esperan en sus casas la visita de los Reyes Magos con juguetes y ropa nueva, pero sobre todo gadgets y dispositivos móviles”.
“Aunque la gran mayoría pide iPhones, tabletas electrónicas, videojuegos, laptops; pura tecnología: lo de hoy es estar conectado. “Parece que nacen con un chip”.
Por eso, los niños mayores, al llegar al colegio, pretenden continuar utilizando sus móviles en clase y fuera de ella. Revisan, buscan respuestas, trabajos, es decir, todo lo relacionado con el colegio.
Ya no quieren investigar, estudiar, prepararse mejor, pues encuentran muchas respuestas en celulares, a través de Google u otros medios.
Lo grave de todo es que muchas instituciones no pueden abrir en estos momentos, pues la pandemia no ha permitido que los estudiantes accedan a los colegios sino en forma virtual, lo cual hace que las clases mueran en una pantalla.
Esperemos que todo mejore. Que los niños lean más, que las bibliotecas de los colegios sean lugares preferidos por ellos y que los celulares sean poco apetecidos dentro de las instituciones educativas, sin necesidad de obligar a dejarlos fuera.
Que, al entrar al colegio, sean la mente, el corazón y el niño. Es decir, preparado para hallar emociones diferentes y que no se encuentran en un celular.
Desde ya, que haya cambios. Empezar por los padres, para que uno de los regalos no sea un celular o un Iphone a un niño.
Más deporte, más cultura. Que conozcan lo que les gusta a los niños, lo que desean practicar.
Los niños no son los culpables. Los padres insisten en que esos aparatos los harán mejores. No es así.