Los dispositivos tecnológicos están presentes en la mayoría de los hogares. Son escasas las personas que en su entorno no cuentan con uno o más de ellos: computadoras u ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes o consolas de videojuegos. Esto hace que se haya naturalizado su uso para diferentes objetivos, y uno de ellos es el ocio.
Como se trata de sistemas que funcionan de manera intuitiva, los pequeños hallan rápidamente las vías para acceder a aquello que les llama la atención y, como es habitual en las etapas de mayor aprendizaje de la vida, cuando invierten tiempo en el desarrollo de esta habilidad la despliegan velozmente.
Cuando aparecen las dudas
Los adultos se sorprenden de la celeridad y la frescura con que se desenvuelven ante un dispositivo, incluso cuando es desconocido para el pequeño, quien accede al mismo por primera vez. En ocasiones también genera malestar en el entorno la reacción de los pequeños a la hora de finalizar el juego o la interacción con el aparato, o que elijan permanecer entre adultos y smartphones, antes que compartir juegos con sus amiguitos en una reunión social.
Suele ser en estos momentos que los adultos se cuestionan si es que están haciendo bien o mal en permitir este uso, si es que están facilitando el desarrollo de una habilidad que será útil en el futuro o están perjudicando el aprendizaje de otro tipo de habilidades.
Los riesgos
Si bien se hallan en permanente foco de estudio los beneficios y perjuicios del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en las diferentes etapas de la vida y bajo diferentes condiciones, apuntaré hacia aquellos indicadores clave que han llamado la atención en las diferentes áreas del desarrollo, considerando el protagonismo que han adquirido las TICs en los momentos de ocio y tiempo libre de los niños pequeños:
Actitud de aislamiento
Si el niño permanece enfrascado en su actividad virtual se priva de experimentar en el laboratorio de relaciones sociales que se despliega en la infancia, trabajando las habilidades sociales básicas: iniciar conversaciones, presentarse, compartir, negarse a alguna petición, rechazar una propuesta o negociar condiciones para una actividad.
Disminución de la creatividad, que surge cuando se utilizan elementos con funciones diferentes o alternativas para las que han sido propuestas, construyendo nuevos objetos que amplían las experiencias. Para esto es necesario un vacío de entretenimiento o lo que sería parecido, algo de aburrimiento.
Desatención
Aprender a centrar la atención en una actividad es algo que se aprende poco a poco con las primeras labores de la vida cotidiana. Cuando los padres se disponen a ofrecer los primeros alimentos que amplían la dieta de leche exclusiva, lo hacen con un ambiente que focaliza la atención y acompaña en la experiencia, dejando en claro de esta manera que lo más importante en ese momento es comer. Pero si con el alimento colocan el móvil para que el pequeño se distraiga y mientras tanto se alimente, el niño no podrá realizar la experiencia de atención plena a la novedad. La textura, el sabor, el color, la coordinación de la mano con la boca para ingerir el alimento estarán distraídos por la pantalla.
A medida que vaya creciendo requerirá de esta atención sostenida en una sola actividad para resolver un puzzle, y luego también para aprender a leer y escribir. Las bases de todas las funciones básicas cerebrales –entre ellas la atención- se sientan en la temprana infancia.
Disminución de la creatividad
Una manera de concebir la creatividad es utilizar materiales con funciones variadas. El hecho de disponer de elementos para darles diferentes roles, ayuda al desarrollo de la creatividad, ya que -aún siendo un sencillo juego- internamente debe generarse un plan para transformarlo en eso que el niño desea que se convierta.
En ese plan deberá pensar: “¿qué quiero hacer?, ¿cómo lo haría?, ¿qué necesito para hacerlo?, ¿quién podría ayudarme?”. Como podrá apreciarse, se trata de la semilla del desarrollo de un proyecto.
Obesidad y problemas posturales
El hábito del ocio físicamente pasivo, impide el desgaste energético que se realizaría por medio de la actividad física, es entonces mucho más probable el aumento de peso y las complicaciones en la columna, las articulaciones y la musculatura al permanecer en posiciones poco saludables durante mucho tiempo.
Dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura
Si bien existen aplicaciones y programas interactivos que tienen el propósito de desarrollar mayormente la lectura y en menor medida la escritura –realizada con lápiz-, los mismos se realizan con formatos interactivos o a través del teclado, con lo cual el niño podría requerir de mayor estimulación a la hora de desenvolverse en el colegio, y ni qué decir respecto de la motricidad fina asociada al uso del lápiz, que se transforma en un verdadero inconveniente para muchos pequeños y sus familias.
Dependencia
Si el niño relaciona las actividades cotidianas con el uso de algún dispositivo, ya sea mientras realiza la actividad o como recompensa, comienza a fortalecerse una asociación interna que puede derivar en una dependencia, esto es: “si no está el video en la tableta, pues no almuerzo”, con lo cual se construye una situación que transformará el almuerzo en una contienda, un conflicto o un chantaje. Lo mismo con cualquier otra rutina diaria.
Si bien hay estudios científicos a favor y en contra del uso temprano de las TICs, muchos se han realizado bajo condiciones que no los hacen confiables, o bien existen resultados contradictorios. Es una novedad que requiere de una mayor cantidad de investigaciones bien realizadas para obtener conclusiones fiables que orienten en la crianza de los pequeños para su bienestar integral.
El gran desafío como adultos es despegar a los pequeños de las pantallas para favorecer la sana elección de actividades de ocio recreativo en la infancia. Sobre esto estará referida la próxima entrega.
Anhelo que la presente información aporte para que los adultos puedan considerarla y tomar decisiones de crianza orientadas hacia la salud psicoemocional infantil.