Por Luis R Castellanos
Hace unos cuantos años atrás, me encontraba viviendo en Maracaibo, la tierra por el sol amada, en la república independiente del Zulia, en Venezuela.
Luego de 10 años de casado, se acabó la magia y fui despedido de mi empleo de esposo, sin aviso ni protesta, y sin derecho a pataleo. Dos hijos quedaron de esa relación, lo mejor que me ha pasado.
No puedo negar que fue un duro golpe para mí. Y traté de no ahogarme en mi tristeza y melancolía, sin pedir ayuda. Pero no fue posible. Acudí a mis amigos más cercanos, pero no conseguía consuelo.
En una oportunidad, revisando noticias y acontecimientos, me encontré con un directorio de Blogs venezolanos. Y me pregunté: ¿qué es eso de un Blog?
Pues le pregunté al Dr Google, y Wikipedia vino al rescate:
Un blog o bitácora es un sitio web que incluye, a modo de diario personal de su autor o autores, contenidos de su interés, que suelen estar actualizados con frecuencia y a menudo son comentados por los lectores.
Wikipedia
¡Ah! Pero mira qué interesante. Y me puse a revisar unas cuantas páginas. Y la primera que me llamó la atención fue Venethinker. Nunca supe quién era ni cómo se llamaba. Fue para mi algo adictivo. Era poder leer las vivencias de personas normales (bueno, la mayoría), y que muchas veces decían lo que uno mismo pensaba. Y era poder leer las vivencias de otras personas que tenían otras opiniones, pero en la blogósfera venezolana (todos los blogs venezolanos) era permitido estar de acuerdo y estar en desacuerdo con las distintas opiniones que nos encontrábamos. Venethinker me marcó realmente, y me animé a crear mi propio blog (que aún está vivo).
Nació «Reflexiones Diarias«, alojada en WordPress.com. Allí empecé a colocar todas las cadenas, videos, y presentaciones que recibía de mis amistades, supuestamente para levantarme el ánimo. Y de verdad me animaba, ya que varios lectores me escribían mensajes, y me di cuenta que había otros que pasaban por lo mismo, y que cada quien tenía su manera de levantarse.
Me ayudó muchísimo hacer blogoterapia (no se si existe ese término, pero podría ser terapia mediante el uso de blogs).
Para mi fue una época de catársis maravillosa. Ya como era oficialmente bloguero, empecé a revisar otros blogs y a comentar en otros más.
Fue la época en que dedicaba una hora de mi día para leer a la Divina Cereza en sus «Impulsos y Sentidos», a Canelita (de Valencia), a Stokma con su «Stokmatik», al Bicharango en su «Rincón del Bicho» (guaro pero que después se volvió francés), las aventuras de María Solita, Bellas Venezolanas (todo un clásico con sus bellas fotos), a la bella Marianne Extreme, y muchas otras que ahora se me escapan de la memoria.
Uno se relacionaba a través de Veneblogs, Marablogs, To2Blogs. Tuve encuentros en el propio Maracaibo y en Caracas con otros panas blogueros, y hasta a un encuentro en Barquisimeto fui a parar con mis chamos.
Con el tiempo fui creando más blogs. Uno para colocar los chistes. Otro para colocar lo relacionado con viajes. Otro para colocar citas y frases que me gustaban. Otro para colocar artículos acerca de gerencia.
Al final no era práctico y me volví un ocho, con tantos blogs. Decidí crear «De todo un poco», precisamente con un poco de todos esos blogs que había alimentado por tanto tiempo.
Con el tiempo, creo que he construido y mantenido un portal muy variado, que me llena de mucho orgullo y satisfacción. Últimamente me han acompañado muchas personas que quieren compartir sus escritos con el mundo y lo hacen a través de este medio. Algunos ya no siguen escribiendo. Otros, como Manuel Gómez Sabogal, sigue escribiendo desde hace ya casi 10 años semanalmente.
Recientemente he tenido el honor de recibir a Andrés Macías S y a Sandra Guerrero, que con sus plumas le dan otra perspectiva al lector de este portal.
Aún al día de hoy, ser bloguero es mi hobby y mi pasión. No me da para vivir ni para pagar la renta. Pero me ha dado muchísimas satisfacciones a lo largo de todos estos años.
Y de vez en cuando volveré a escribir algunas letras…