“Ojala pudiéramos meter el espíritu de la Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año”
Harian Miller
“Esta es una de las pocas casas del barrio que no está decorada para Navidad”, le dijo el niño a su papá. Su papá sonrió. Estaban sentados desayunando. Toda la familia se encontraba reunida.
Inmediatamente, el papá le contestó: “No te preocupes, hijo. Las casas pueden estar muy decoradas, muy lindas por fuera. Son unas casas hermosas y se ve que están preparadas para Navidad. Como los vestidos de novia, los vestidos elegantes, la ropa nueva. Se pone y la persona luce radiante, hermosa, diferente”.
“Puedes ver muchas casas llenas de luces y la gente toma fotos, vídeos, debido a la belleza de la iluminación. Porque la Navidad es la época de luces, brillo y se muestran los colores verde y rojo para resaltar el mes.
Mes de abrazos, saludos, regalos y muestras de cariño, ternura, afecto. Como si diciembre fuese el mes elegido para ello. Como si la Navidad fuese el momento propicio para decorar solamente las casas.
Ojalá pudiésemos entrar a cada una de esas casas para ver si hay iluminación al interior de las mismas. Es decir, cómo es la gente que habita en ellas. ¿Iluminan igual?”
El niño reflexionó y se dio cuenta que su papá tenía razón. Las casas estaban muy lindas decoradas por fuera. Ya en muchas ocasiones habían hablado acerca del tema. Por fuera, muchas personas, por fuera, son unas y por dentro, otras.
Lealtad, honestidad, ética, moral, responsabilidad, palabras que el papá le repetía constantemente, son tergiversadas por muchas personas. Y muchos, como las casas en Navidad, decoran su forma de ser. Aparentan. Parecen. Eso se lo había explicado su papá.
Le había dicho que lo mejor en la vida de una persona es, no solamente la decoración exterior, sino que su interior se refleje en todas sus obras, sus actos, su vida personal. Aparentar es muy fácil, muy sencillo. Es como realizar una actuación teatral. Es ponerse una máscara para aparecer como un gran personaje ante los demás.
Cuántas personas, como las casas en Navidad, están muy decoradas. Aparentan. Cuántos hipócritas, de doble moral, deshonestos, irresponsables, siguen ocultando su verdadera identidad y, aunque sea Navidad, no cambian, porque para ellos, son los demás, quienes deben comportarse diferente. Ellos seguirán así, como muchas casas en Navidad.
Esta es época de perdón, reflexión, amor, cariño, ternura, afecto y abrazos. No para hacer promesas que no se cumplirán, sino para cambiar un poco esa parte interior de la que debemos deshacernos.
Manuel Gómez Sabogal