Mucha gente habla que al entrar en el Academia Militar (o Escuela Militar) de Venezuela, se les hacía un “lavado de cerebro” a los aspirantes a Cadetes.
Por supuesto, que la vida militar no es fácil, y requiere de cambios de paradigmas en el “civil” que viene entrando, y que no está acostumbrado a muchas de las tradiciones y costumbres de la vida militar.
Pienso que hay personas que pasaron por la Academia, y que la Academia pasó por ellas, así como también me he dado cuenta que hay personas que pasaron por la Academia, pero no aprendieron lo que allí se impartía.
No voy a entrar en aspectos ideológicos políticos ni nada que pueda llevar a discusiones bizantinas. Sólo voy a exponer un tema, que me ha llamado la atención en los últimos 20 años: el tuteo de los subalternos hacia los superiores, y el tuteo de los menos antiguos hacia los más antiguos.
Muy pocas veces he tuteado a alguien que se haya graduado antes que yo, en alguna institución militar superior. Y las veces que lo he hecho, muy contadas por cierto, ha sido por la insistencia de esa persona. Eso si se me grabó en mi mente y mi conciencia, desde que entré a la Academia.
Claro, pasa igual que cuando uno da clases en la Universidad, ya sea en Pregrado o Postgrado: no todos tus ex-alumnos te dicen “profesor” luego de dejar de darles clase. Afortunadamente, en lo particular, creo que el 99% de mis exalumnos aún me dicen “profesor”. Asumo que me gané bien ganado ese “título”, con mi experiencia, dedicación, aptitudes y actitudes. En el campo docente, siento que uno de verdad debe “ganarse” ese privilegio de ser recordado como “profesor”, y no como cualquier persona que pasó sin méritos al frente de alguna cátedra.
Pero volviendo al tema que nos compete, en el medio militar venezolano siempre sentí que los más antiguos nos “ganamos” ese derecho, por llamarlo de alguna manera, al egresar antes que el menos antiguo, de la Academia.
Y hablo específicamente de la Academia, donde en muchos casos vimos a esos más antiguos como tales en períodos de 1 año a 3 años. Todo ese tiempo viéndolos como más antiguos. Quizás pueda ser un poco distinto con Oficiales egresados de otras fuentes, para algunas personas, pero igual para mi, como se dice, “la antigüedad es un grado”.
Cuando escucho o leo que alguien que se graduó después que yo en la Academia me tutea o me llama por mi nombre o apellido, sin ninguna muestra de respeto y consideración, no puedo evitar pensar en los pequeños detalles que muestran la falta de disciplina en nuestras Fuerzas Armadas. No puedo evitar de pensar, que uno de los pilares, y manifestaciones “más palmarias” de la disciplina militar, se ha resquebrajado.
No todos pensarán igual que yo, pero para estar tranquilo que no todo está perdido en las Fuerzas Armadas, espero que en este caso la mayoría esté de acuerdo conmigo.
En otros países, y en otras Fuerzas (o componentes), quizás la disciplina sea más laxa, pero al menos en el Ejército venezolano, sentí por muchos años que era más estricto.