Conocimiento detallado del oponente es la clave para una contrainteligencia exitosa, tal como lo demuestra la operación «Farewell». En 1980, el organismo francés de seguridad interna [Direction de la Surveillance du Territoire – DST (Dirección de Vigilancia del Territorio)], reclutó al Teniente Coronel de la KGB Vladimir Vetrov, con el nombre código «Farewell». Vetrov le dio a la inteligencia francesa alrededor de 6.000 documentos, detallando el gran esfuerzo de la KGB para la adquisición clandestina de tecnología de países occidentales, especialmente de EEUU. En 1981, el presidente francés Francois Mitterrand compartió la fuente y los documentos con el presidente de los EEUU, Ronald Reagan.
Los documentos revelaron los detalles de una operación de inteligencia exitosa y de gran alcance, que ya había adquirido tecnología militar sensible en radares, computadoras, herramientas, armas nucleares y técnicas de manufactura. Pero los objetivos específicos señalados en la lista ofreció una guía para el contraataque.
A principios de 1982, el Departamento de Defensa, el FBI y la CIA empezar a planificar las medidas para el contraataque. En vez de mejorar las defensas de los EEUU contra los esfuerzos de la KGB, el equipo de los EEUU usó la lista de compras soviética para proveerles, a través de canales de la CIA, lo que estaban requiriendo pero con algunas «mejoras» que les permitirían aprobar un control de calidad pero que fallarían aleatoriamente al ponerse en funcionamiento. Los chips de computadoras, turbinas y planos defectuosos se filtraron a todo lo largo de las fábricas soviéticas. En paralelo, inteligencia de los EEUU filtró información falsa acerca de tecnología sigilosa (stealth) y de la defensa espacial a la inteligencia soviética. Las fallas resultantes ocasionaron un gran retraso en los planes de la industria soviética. El momento más dramático fue cuando los EEUU le vendió un software para la gestión del Gasoducto Trans-Siberiano. El mismo estaba programado para subir la presión del gas en las tuberías para ocasionar fracturas en las mismas. Ello resultó en la explosión del gasoducto soviético en 1982, descrito como la mayor explosión no nuclear, sin victimas, un incendio que pudo verse desde el espacio y perjudicó fuertemente a la economía rusa.
Conducir una campaña de Engaño a menudo requiere un gran esfuerzo, pero muchas veces ese esfuerzo vale la pena. La operación «Farewell» fue costosa pero produjo muchos beneficios, y hasta pudo haber ayudado a ponerle fin a la guerra fría.
En muchas maneras, la operación «Farewell» fue la respuesta perfecta de contrainteligencia. Puso en tela de juicio las compras «exitosas» de tecnología llevadas a cabo por la KGB. Dicha operación no se hubiese podido llevar a cabo sin la información detallada ofrecida por Vetrov, lo cual le permitió a la inteligencia de los EEUU crear modelos detallados de los objetivos soviéticos, de la naturaleza de las operaciones de la KGB y de los enlaces empleados (a través de otros países del Pacto de Varsovia) para la compra de la tecnología.
Referencias
Traducido por Luis Castellanos de texto en:
CLARK, R (2013): “Intelligence Analysis: a target-centric approach”. CQ Press. Los Angeles. 4th edition.
Otros enlaces
«The Farewell Dossier: duping the soviets» en página de la CIA
«Farewell Dossier» en el New York Times
«Farewell Dossier» en Wikipedia
«El Caso Farewell» en ImDB