Un Hippie se sube a un autobús, se sienta detrás de una monja y le dice:
– Quiero hacer el amor con usted…
A lo que la monja le responde:
– Yo soy monja, y no puedo hacer el amor con nadie…
Poco después, la monja se baja del autobús. El chofer le dijo al Hippie:
– Yo se como puedes hacerle el amor a la monja…
A lo que el Hippie le contestó:
– ¿Cómo?
El chofer le contesta que cada martes, la monja va al cementerio a medianoche a rezar, y que una buena idea sería que él se pusiera una túnica y algo de polvo blanco en la cara para que así ella creyera que él es Dios. ¡No podía fallar!
El siguiente martes, el Hippie hizo lo que el chofer le sugirió y esperó a la monja en el cementerio. La monja apareció alrededor de la medianoche y se hincó para rezar. En eso el Hippie se pone al frente de ella y le dice:
– Soy tu Dios. Yo contesto tus rezos, pero primero tienes que hacer el amor conmigo.
La Monja, sorprendida de ver a Dios al frente de ella, le responde:
– Está bien, pero tiene que ser por detrás, ya que quiero mantener mi virginidad…
La monja se subió la sotana y el Hippie le hizo el amor por detrás. Cuando termina, se quita la túinica y grita:
– ¡Ajá! ¡Soy yooo, el Hippie!
Entonces la monja se quita la sotana y grita:
– ¡Ajá! ¡Soy yooo, el Chofer!