Para mi, y para muchos, las Redes Sociales son un apéndice de la casa, y se puede decir que es una habitación virtual. En esa habitación compartimos con amigos, familiares y conocidos, lo que pensamos, lo que hacemos, lo que queremos hacer, lo que no hemos podido hacer, y tantas cosas más.
Hay personas que colocan de todo, hasta el mínimo detalle, hay personas que colocan lo necesario, y otros que tienen su habitación virtual vacía.
En días pasados, coloqué una imagen acerca de un acontecimiento que ocurriría en el país, acotando que estaba de acuerdo con su contenido. Muchas personas lo leyeron y comentaron. Unos a favor, y unos pocos en contra. Pero uno de los que comentó en contra, me llamó poderosamente la atención. El sujeto en cuestión es alguien que entró a la Academia Militar después de mi promoción, y a quien no he visto ni intercambiado palabras (aún) desde mi graduación. Y lo primero que hace para abrir una conversa, es insultarme y decir cosas acerca de mi que no se corresponden con la realidad.
Entiendo que cada quien tiene derecho a tener sus propias ideas y pensamientos, y en muchos países cada quien tiene derecho a expresarlas. Pero si alguien piensa distinto, pues lo q1ue debe hacer es expresar su idea y punto. Generar quizás una discusión de altura, debatir, y producir ese intercambio de ideas que tanto bien le ha hecho a la humanidad.
Pero a veces hay que aplicar el dicho de «no podemos pedir peras al olmo». Debo reconocer que entre los que manifestaron su opinión en contra, el resto lo hizo de manera respetuosa y hasta cordial.
Pero no es agradable, de ninguna manera, que alguien con quien no intercambiabas palabras por muchos años, lo primero que escriba sean insultos y falsedades. Y menos en mi propia casa (virtual).
Luis R Castellanos