Por Manuel Gómez Sabogal
Juan Manuel González Arcila es un joven arquitecto, quien reside en Cali, donde realiza sus labores.
Lo conozco desde pequeño. Sus locuras las aprendió de su padre, Jaime. No todas, por supuesto. Pero las más importantes tienen que ver con destrucción y reconstrucción. Siempre inquieto por los detalles. Por pequeños que fueran, gracias a su inteligencia, resolvía los problemas con facilidad.
Juanma, hijo de dos arquitectos, Jaime y Selma Bibiana, hermano de un arquitecto, Jaime Alberto y una linda hermana, Lina Gabriela, graduada en Hotelería y Turismo, exitosa en su carrera, fuera del país.
Lina Gabriela es necia desde pequeña. Recuerdo que siempre quise colgarla de una puntilla cuando molestaba. Corría a donde su mamá a contarle para que la salvara.
Juan Manuel, cuando pequeño, estuvo enfermo, hospitalizado y muy grave. Afortunadamente, se recuperó y siguió haciendo lo que más le ha gustado: destruir, reconstruir y deleitarse con el resultado final de sus trabajos. Es hiperactivo
Cuando residía en Cartago, le encantaba escaparse por los techos de las casas del condominio solo por el hecho de caminar por encima de todo. De pronto, miraba hacia adentro de algunas casas y veía cosas que no debía ver un niño a su edad.
Le encantaban el patinaje, los carritos de madera, el aeromodelismo, diseñar sus propios aviones y miles de locuras.
Nunca fue el más brillante en bachillerato, pero sí el más relajado y tranquilo. Siempre fue así y como todo le era fácil, solo esperaba momentos oportunos para sacar lo mejor de sí. Se ganó el apodo de Mac Gyver por su forma de hacer muchas de las actividades que otros no podían.
Se dañaba la lavadora de su casa, la desarmaba, revisaba y después la ponía a funcionar. Si iba de visita donde su tía, revisaba, miraba, escudriñaba y se dedicaba a desbaratar computadores, bombillas, duchas. Estaba dos, tres días reparando y luego encontraba más cosas para desarmar.
Empezó a estudiar una ingeniería, aprendió mucho, pero tres matemáticas le dañaban el sueño. Cuatro semestres fueron suficientes. Prefirió cambiar de carrera cuando observó cómo unos amigos diseñaban casas, edificios y se dio cuenta que era interesante. Además, iba a las obras de su padre y allí veía muchas cosas que le encantaban.
Empezó la carrera de Arquitectura. Se animó y allí conoció a Lorena, quien es su esposa y madre de Renata. Lorena empezó la carrera con Juanma, pero al cuarto semestre decidió cambiar a Diseño gráfico, siendo hoy una gran profesional.
Los dos conforman un gran equipo. Donde van a descansar y a pasar grandes ratos, también son lugares para que Juanma empiece a destruir, reconstruir y volver a hacer. No se puede estar quieto y a veces, el descanso se convierte en su trabajo de disfrute o disfruta trabajando.
Hace unos meses, empezó a refaccionar un escarabajo. Poco a poco lo va armando. Revisa, quita, pone y ahí va. Ya casi lo termina.
Juanma es ahora, un arquitecto independiente. Así que también está listo para hacer su labor en Cali o alrededores. No tiene problema. Tiene gran imaginación, es inteligente y sigue siendo grande en su carrera.
Ha construido casas y edificios además de remodelación de apartamentos en diferentes lugares de Cali y el Valle del Cauca.
Esta nota, para destacar a un joven que, para mí, es un genio y de esos que llamo “valores perdidos”, porque casi nadie se fija en personas que valen la pena porque saben hacer lo que hacen y son ejemplos como profesionales.
Juanma es brillante, genial y de ideas innovadoras en todo sentido. Aplica muy bien todo lo de innovar y crear. Porque es demasiado creativo y le gusta estar al día, en el siglo XXI.