La diáspora venezolana ha sido una de las más numerosas en el mundo, en lo que va del siglo XXI. Y una de las de mejor calidad educativa y profesional.
La diáspora perjudica a Venezuela, y beneficia a los países receptores de quienes huyen de su país, en búsqueda de una mejor vida y de un futuro para ellos y sus familiares.
¿Qué mejor para un país que recibir profesionales bien formados, capaces y responsables en los cuales no gastó (o invirtió) ni siquiera 1$? En ese gasto (o inversión) incurrió Venezuela.
Me cuenta el amigo de un amigo, que vive en un país que no es Venezuela, que se siente asombrado con la señora que trabaja como conserje en su conjunto residencial.
La primera vez que la vio, ella vestía con un pantalón de trabajo y su franela del uniforme, con el nombre de la compañía empleadora, y usaba un pañuelo en el cuello, a usanza de esas divas que se veían en las películas clásicas. Al detallarla vio que usaba un reloj «Technomarine» y unos lentes de vista marca «Gucci». En sus cincuenta, y con una elegancia para caminar, cual si lo estuviera haciendo por la 5ta Avenida de Nueva York.
Licenciada, con postgrados y una vasta experiencia laboral y de negocios, tuvo que huir de su país, Venezuela, por razones políticas y preservar así su vida.
Nada que ver con el típico estereotipo de una conserje.
Como tantas personas que han escapado temiendo por su vida, salió del país con toda su vida metida en dos maletas.
Y así podemos ver a choferes de UBER y Lyft, mesoneros, mensajeros, albañiles, plomeros, vendedores en tiendas, vigilantes de seguridad, y toda una gama de trabajadores, que no encajan en el perfil normal de esas profesiones. Son personas que vienen a otro país, a empezar desde cero, a levantarse de nuevo, y de entrada deben aceptar empleos para los cuales están sobrecalificados. Pero saben que esa es la vida del inmigrante normal: empezar desde abajo de nuevo.
Y no por eso dejan de un lado su dignidad, ni orgullo. Donde quiera que se encuentran, dejan en alto el gentilicio de Venezuela.
Y por supuesto, las mujeres aplicando el dicho común en el país: «antes muerta que sencilla».
Por ello, es que si ves a un chofer de taxi con varios postgrados y un verbo académico, o una doméstica o conserje con prendas de diseñador y porte de diva, seguro que serán oriundos de Venezuela…
Orgullosos de quiénes son y siempre dispuestos a hacer lo que deben hacer para lograr una vida mejor, lejos del país que les vio nacer.
Luis R Castellanos
Ver también
- Venezuelan diaspora in Wikipedia
- Emigración venezolana en Wikipedia
- Página de la Diaspora Venezolana