Traducido por Luis R Castellanos
Las transacciones de tipo crédito no son nuevas; de hecho, ¡son bastante antiguas! El Código de Hammurabi, un conjunto de leyes que lleva el nombre del gobernante de Babilonia de 1792 a 1750 aC, describe un sistema temprano de reglas para prestar y devolver dinero, así como también cómo se podían cobrar los intereses.
En la década de 1880, las transacciones entre consumidores y comerciantes a veces operaban con monedas o papeles de crédito. Pero la verdadera historia de la tarjeta de crédito comienza en 1914, cuando Western Union entregó placas de metal a algunos clientes, lo que les permitió aplazar el pago para un momento posterior.
Luego vino una tarjeta de metal llamada Charga-Plate, que era lo suficientemente pequeña como para caber en las billeteras y estaba personalizada con la información del propietario; estas tarjetas fueron emitidas por grandes tiendas para su uso dentro de sus redes de tiendas.
El primer sistema de tarjetas bancarias fue introducido en 1946 por John Biggins; se llamaba Charg-It.
En 1950, se lanzó la primera tarjeta Diners Club. Esta tarjeta de crédito de cartón estaba destinada a consumidores que deseaban reembolsar las compras de viajes o entretenimiento en una fecha posterior. En particular, fue la primera tarjeta en ser aceptada por múltiples comerciantes en múltiples ubicaciones geográficas. Tras el éxito de la tarjeta Diners Club, los bancos y otros agentes financieros siguieron su ejemplo.
American Express abrió su propio programa de crédito en 1958 y se convirtió en el primero en introducir una tarjeta de plástico en 1959.
También en 1958, Bank of America introdujo la primera tarjeta de crédito de uso general, BankAmericard.
Master Charge (más tarde rebautizada como MasterCard) y Discover pronto siguieron su ejemplo con sus propias ofertas.
La banda magnética que estamos acostumbrados a ver hoy en las tarjetas de crédito fue creada por el ingeniero de IBM Forrest Parry para las tarjetas de identidad de la CIA; a principios de la década de 1960, se agregó a las tarjetas de crédito, lo que hizo que las transacciones fueran más digitales que físicas por primera vez. La banda magnética siguió siendo el estándar durante muchos años y todavía se utiliza en la actualidad. Sin embargo, en 2015, Estados Unidos adoptó la tecnología de pago EMV para ayudar a combatir el fraude con tarjetas de crédito. La tecnología EMV utiliza un chip inteligente encriptado para almacenar los datos de la cuenta y completar los pagos en lugar de la banda magnética menos segura. Hoy en día, la mayoría de las tarjetas de crédito tienen una banda magnética y un chip.