Por Luis R Castellanos
Pasaron dos semanas desde la última vez que vi a Juan.
Lo invité a la casa, para hacer una degustación de cervezas. Una de las cosas buenas es que por acá se consiguen cervezas de todas partes del mundo. Compré unas cervezas danesas, checas y unas nicaragüenses que conseguí y que quise probar.
– ¡Epale Juan! ¿Cómo te ha ido? ¡Bienvenido! ¡Sabes que ésta es tu casa!
– ¡Muchas gracias! Qué bueno, mi hermano. ¡Muchas gracias!
No resistí la curiosidad. Tuve que preguntar.
– ¿Cómo está tu novia de Instagram? ¿Cómo les ha ido?
– Bueno vale, no se. Después que hablamos la última vez, me pusiste a dudar.
(Qué bueno)…
– Me puse a buscarla en «Google», y sin importar si colocaba nombre y apellido, o los dos nombres y apellido, no pude conseguir absolutamente nada de ella. Me dijo que se había casado y divorciado en San Francisco, y sin embargo no conseguí rastros de ninguna de las dos cosas. La busqué en otras redes sociales, y no apareció. Hice una búsqueda de su número de teléfono y me apareció que pertenecía a una empresa de Voz sobre IP (VoIP) de la costa este. La llamé a su número, y la llamada no entraba. Le envié mensajes de texto, y no recibí respuesta. Hasta hice una búsqueda por su foto, y nada. Es como si no existía antes de dos semanas atrás. Me puse a revisar su perfil, y me percaté que no tenía fotos con familia ni amigos. En sus contactos de Instagram, muy pocas personas la siguen, casi que sólo yo, y ella sigue a cuentas solo de marcas y negocios.
Creo que la selección de cervezas fue atinada. Muy buena la primera, danesa. Y creo que Juan necesita seguir hablando.
– ¡No te creo, Juan! ¡Cuéntamelo todo, viejo!
– Pues hablé con ella. Pero me pareció raro que nunca pudo por video llamada. Siempre estaba ocupada. En fin. Le pregunté primero por su cuenta. Me dijo que tuvo que borrar su cuenta anterior cuando se divorció. Su ex-esposo era un patán.
– ¿Y se divorció hace 1 mes cuando volvió a abrir otra cuenta? (Creo que estoy muy preguntón, pero me parece mentira que aún no se ha dado cuenta de lo que le está ocurriendo). ¿Quieres probar esta cervecita de Nicaragua? ¡Vamos a ver qué tal es!
– Le pregunté que dónde trabajaba, y me volvió a decir que en una compañía de servicios financieros. ¿Ah, como la Schwab? Así mismo, pero no me dijo el nombre. De verdad que no se qué pensar.
– Viejo, ¿no te das cuenta que es demasiado perfecta? Parece salida de una revista de modas. No parece de verdad.
– Pero, ¿cómo vas a dudar de ella? ¡Ella es de verdad! Solo que pareciera que valora mucho su privacidad. Sus padres aún viven, y tiene un hermano menor.
– Me imagino que no te mostró fotos con ellos.
– No le gusta colocar fotos de su familia cercana en las redes. Y que su álbum de fotos se quedó en su antigua casa.
– Viejo, ¿y quién a estas alturas todavía tiene albúm de fotos? (No le dije que yo…)
– Me contó ayer algo que hizo que me enamorara más. Es muy generosa y muy buena con sus amigas. Su mejor amiga estaba de cumpleaños recientemente, y fue a una tienda Chanel a comprar su regalo. Una cartera muy bonita le costó $2500 en rebaja. Y me dice que lo compró con sus ingresos pasivos. No se qué carajo es eso, pero me dijo que pronto me iba a explicar.
– Viejo, yo creo que jamás podría comprar un regalo de ese monto.
– Claro que no. Porque no tienes ingresos pasivos. Le voy a decir a Eva que te incluya para que también te explique.
– ¡Ni se te ocurra! Déjalo así. Vamos a probar esta cerveza checa a ver qué tal…
Continúa…