Por Luis R Castellanos
Juan me llamó para reunirnos. Afortunadamente ya había terminado mis actividades y fuimos a una venta de cervezas artesanales que me queda cerca del trabajo.
Luego del saludo de rigor y de pedir dos «lagers» de la casa, sin mucho preámbulo Juan me dice:
– Viejo, no se qué pensar de Eva.
(Yo si se, lo que pasa es que estás encandilado con la belleza de la mujer de las fotos).
– Aún no hemos podido hablar en videollamadas. O no tiene señal o está ocupada. No te había contado que tiene un acento fuera de lo común. Le pregunté que de dónde era, y me respondió que era de Nueva Zelanda. Su papá es neozelandés y la mamá es norteamericana. A los días estaba en un centro comercial y vi una bandera de Nueva Zelanda, le tomé una foto y se la envié. Me dijo que era una bandera muy bonita y me preguntó que de dónde era.
– Viejo, no es normal que las personas no conozcan su propia bandera…
– Eso mismo pensé. En otro momento, le pregunté por su trabajo, y me dijo que en la empresa «Salesforce» donde trabajaba estaban haciendo recortes de personal, pero que aún a ella no le han dicho nada, pero que no está preocupada porque tiene ingresos mensuales pasivos adicionales.
– ¿Pero no me habías dicho que trabajaba en una empresa financiera?
– Como que si. ¿Pero qué quieres? ¿Que anote todo lo que me diga?
– Deberías. Así puedes llevar la cuenta de todas las contradicciones.
– No te lo voy a discutir, porque debo confesarte que no nos hablamos desde hace unos días.
– ¿Y qué le hiciste?
– ¿Yo? Nada pues. ¿Qué le voy a estar haciendo? La última vez que hablamos, me dijo muy seria que ella quería lo mejor para mi. Y que me iba a ofrecer una oportunidad para hacer dinero adicional. Siguió hablando acerca de comercio de opciones (options trading) y de criptomonedas. Le dije que no tenía conocimientos de eso que me hablaba, y me dijo que descargara 2 aplicaciones (Crypto y Metamask), y que le avisara cuando lo hubiese hecho. La paré y le dije, que tenía que pensarlo. Pues me dijo que la llamara cuando lo pensara y me decidiera.
– ¿Y ya lo pensaste?
– Aún no.
– ¿Y qué tienes que pensar? ¿No estás viendo que ese era el objetivo desde un principio? ¿Que le compraras criptomonedas y que hicieras negocios con ella? Menos mal que no me metiste en ese paquete. Viejo, nada de lo que ella te ha dicho cuadra. La cuenta es de mentira. No tiene amigos en su cuenta, no hay datos de ella en Google. No han tenido una videollamada en todo este tiempo. ¿Acaso sabes su cumpleaños y en qué ciudad nació?
– Eso si me lo se: ¡25 de mayo de 1988! En Wellington. Que por cierto me dijo que uno de los platos que mejor sabe cocinar es precisamente el Lomito Wellington.
– Bueno, vamos a buscar los registros de nacimiento con los nombres y la fecha en esa ciudad… (Luego de unos minutos de búsqueda) Viejo, aquí no aparece nada. ¿Estás viendo? No existe. Al menos no con ese nombre. Creo que te han tenido engañado en todos estos días, para hacerte caer en eso de las criptomonedas. Y como que les caíste bien, porque usualmente te tiran el anzuelo antes de que pasen 1 o 2 días.
– ¿Cómo es eso de que les caí bien? ¿A quiénes?
– Usualmente es un equipo. No es una sola persona. Y este equipo particular como que no está bien entrenado, porque por lo que me cuentas, han caído en muchas contradicciones.
– Supieras que por allí fue que me dijo su fecha de cumpleaños. Le dije que parecía «Géminis» porque a veces era dulce y tierna, y a veces era fría y seca. Me dijo que si era.
– Usualmente toman fotos de modelos en Europa Oriental, en sitios poco visitados usualmente o sencillamente les pagan por las fotos, y arman el perfil falso con eso. Me imagino que si hubieras visto una fea en la foto de perfil ni siquiera le hubieses respondido.
– Hermano, ¿qué te puedo decir? Creo que caí como un pendejo. Y esta conversa está muy seca. ¡Vamos por 2 cervezas más!
Juan fue objeto de un ataque llamado “Estafa Cripto-romántica” (Crypto Romance Scam), y gracias a que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, pudo escaparse a tiempo.
No todos tienen su misma suerte. En los últimos 5 años, personas inocentes han sido estafadas aproximadamente $1.3 millardos en todo el mundo.