Por Manuel Gómez Sabogal
El domingo, como todos los días, me quedé en casa. Leí y exploré varios libros hasta encontrar algunos que dieron lugar a esta nota.
Leer los poemas de Pablo Neruda, Julio Cortázar, Mario Benedetti, García Lorca, Antonio Machado, Bukowski, César Vallejo, me llevaron a leer algunos regionales que son maravillosos como: Umberto Senegal, Bibiana Bernal, Eliana Maldonado, Lilián González los cuales son un gran aliciente para seguir soñando en que muchas cosas pueden cambiar.
Tuve la oportunidad de conocer, leer y escuchar a Carmelina Soto, conversar con ella y disfrutar sus poemas. También con Noel Estrada, en muchas ocasiones. Y sentarme a conversar con Elías Mejía es genial. Como lo hice con Alfonso Osorio Carvajal y como en algunas oportunidades he escuchado y leído a Oscar Piedrahíta, Esperanza Jaramillo, Carlos Alberto Castrillón, Omar García, y tengo el recuerdo vivo del maestro Juan Restrepo, Argelia Osorio, Gustavo Rubio, Jairo Baena Quintero, Jorge Ramos, Luz Amparo Palacios, Arturo Arcila Mejía, José Jesús Orozco.
Se me escapan algunos, pero no es con mala intención, sino debido a la mala memoria que, a veces, me acompaña.
La poesía es de mi total beneplácito y la degusto a medida que leo a distintos escritores. Jorge Julio Echeverri, con quien me he encontrado en algunas ocasiones y he departido en tertulias, tiene un pequeño poema que me ha encantado siempre:
“Por favor, Caperucita,
no salgas esta noche
El bosque está
plagado de peligros…
Quédate
con este viejo lobo
que tanto te ama”.
El genial Umberto Senegal me enseña cada día y con él, aprendo:
“¿Abracé el cuerpo o el alma? Si era esta, ¿por qué se perturbó mi cuerpo y si fue aquel, por qué se estremeció mi alma?”
“¿Por qué tres horas miden un centímetro a tu lado?”
“¿Por qué es fácil encender la luz y difícil apagar la oscuridad?”
“¿Quién activa el interruptor para encenderle su luz a las luciérnagas?”
La poesía es un abrazo y un abrazo es poesía, porque es un sentimiento pleno que llega al alma, gracias a versos llenos de esperanza, amor, erotismo, desencanto…
Señalo un poema de Lilián González que es interesante y me encanta:
“Usted no me lo dijo.
Usted no me dijo que su lengua era de almíbar
Ni que envenenaba a su víctima
A la otra lengua que, sin embargo,
anhela seguirse envenenando si se deja humedecer.
Usted no me dijo
Que sus labios se impregnan en la piel
Y la arrullan sutilmente
Para que esta se aferre a ellos
Indecisos y adictivos
Y ahora, porque usted no me dijo
Me siento desgraciado
Temo el espanto de no volver a verla
Por el día en que su lengua se moje en otros labios
Como entonces lo hiciera en los míos
Usted no me lo dijo
Mas ya el daño está hecho”
Tengo una ilusión y es seguir leyendo poesía y también memorizando para recitar en determinados momentos. Ya lo he hecho con “El seminarista de los ojos negros”, “por qué no tomo más” y “El brindis del bohemio”. No me ha ido tan mal.
Cuando puedo cambiar aspectos en mi vida y cuando sé que tengo todavía muchos sueños por realizar, debo seguir adelante.
Esta es una invitación para aquellos que protestan por todo, se quejan constantemente y deciden quedarse esperando a que pase la vida o para aquellas personas molestas a quienes nada les place. Leer, sentir encuentros maravillosos con escritores y poetas que nos hacen sentir que cada texto o poema es un canto a la vida.
Los sueños se cumplen si queremos que así sea. Mientras estemos vivos y tengamos los cinco sentidos, hagamos que los sueños sean realidades.
Leer para vivir, vivir para soñar, soñar para escribir