Por Andrés Macías Samboni
La literatura es una expresión artística que se nutre y se enriquece de la realidad que envuelve al autor. Cada obra literaria es el resultado de una fusión entre la imaginación del escritor y los elementos de su entorno. Por lo tanto, es indudable que la realidad que afecta al autor es fundamental para crear el pretexto narrativo de la obra.
La realidad es el punto de partida de la creación literaria. Los autores se inspiran en su entorno, en los eventos históricos, en las personas que conocen, en las situaciones que viven. La realidad proporciona al escritor un marco de referencia, una base sólida sobre la cual construir su historia. Es a través de la observación y la experiencia de la realidad que los autores encuentran las historias que merecen ser contadas.
La realidad no se limita solo a los hechos objetivos y tangibles. También incluye las emociones, los sentimientos y las reflexiones más íntimas del autor. Las vivencias personales, las alegrías, las tristezas, las expectativas y las frustraciones moldean la forma en que el escritor percibe el mundo y, por ende, su capacidad para crear una trama convincente y un conjunto de personajes creíbles.
La realidad también es un recurso para crear un pretexto narrativo que resuene en el lector. Cuando un autor se sumerge en los diferentes aspectos de la realidad que le afectan, puede encontrar temas y conflictos universales que despierten la empatía y el interés del lector. Al abordar temas como el amor, la injusticia, la soledad o la búsqueda de identidad, la literatura se convierte en un medio para explorar y reflexionar sobre los problemas y las alegrías que nos afectan a todos.
No obstante, cabe mencionar que la realidad no determina de forma absoluta la creación literaria. El escritor tiene la capacidad de transformarla y reinterpretarla a su antojo. El filtro subjetivo del autor y su perspectiva artística tienen un papel fundamental en la creación de la obra literaria. A través de la imaginación, el autor puede combinar elementos de la realidad y darles un nuevo significado, crear personajes ficticios e inventar situaciones que se desvían de lo que se considera como «real».
Gabriel García Márquez es uno de los escritores latinoamericanos más reconocidos y premiados de todos los tiempos. Su ficción está profundamente influenciada por su entorno y la realidad que vivió a lo largo de su vida. Un claro ejemplo de cómo la realidad afecta su obra es su obra maestra «Cien años de soledad». Esta novela tiene lugar en un lugar ficticio llamado Macondo, pero está fuertemente inspirada en la realidad de su país natal, Colombia. A través de la historia de la familia Buendía, Márquez aborda los temas de la violencia, la corrupción política y la influencia extranjera en América Latina. Estos son problemas que estaban presentes en la realidad colombiana durante la época en la que vivió y Márquez no duda en inyectarlos en su escritura.
Además, la realidad política y social de América Latina y el mundo también se ve reflejada en sus obras. Por ejemplo, en su novela «El otoño del patriarca», Márquez critica el autoritarismo y la opresión que han plagado muchos países latinoamericanos a lo largo de la historia. Utiliza la figura del dictador para representar los abusos de poder y la falta de libertades que han vivido estas naciones.
Otro ejemplo es «Crónica de una muerte anunciada», donde Márquez se inspira en un hecho real ocurrido en su ciudad natal, Aracataca. La novela se basa en el asesinato de un joven por honor que ocurrió en ese lugar y Márquez lo reconstruye y lo explora detalladamente en su obra. Aquí vemos cómo la realidad se convierte en la base y punto de partida para la imaginación del autor.
En conclusión, la literatura se gesta gracias a la realidad que afecta al autor para crear su pretexto narrativo. La realidad proporciona el punto de partida, la inspiración y el contexto en el que se desarrolla la obra. Sin embargo, el escritor tiene la capacidad de transformarla y reinterpretarla, dándole forma a través de su visión artística. La literatura fusiona la realidad y la imaginación, y es esta interacción la que crea obras únicas y conmovedoras.