A pesar del actual viento político en contra de la globalización, las empresas siguen fichando talento de todo el mundo y las personas capacitadas siguen buscando adquirir experiencia profesional en el extranjero.
Para las empresas, se ha vuelto imprescindible mirar más allá de las fronteras de sus países para atraer y retener el talento. Una de las posibles razones, según PwC, es que al 77 % de los CEO les preocupa la disponibilidad de las habilidades que consideran claves. El 77 % de los cargos consultados también se muestra de acuerdo en que sus empresas desplazan el talento allí donde lo necesitan. Marshall Goldsmith, quien ha trabajado como coach y asesor para los primeros dirigentes de decenas de empresas de la lista Fortune 500, me contó que las fronteras geográficas están desapareciendo del juego del talento. «Lo que quieren las empresas es una base de liderazgo que refleje en cierto modo su base de clientes; no se quiere un grupo de líderes que no tenga nada en común con los clientes», me explicó.
A nivel personal, los trabajadores más jóvenes conciben un mundo más horizontal y accesible de modo que priorizan la experiencia internacional y la movilidad en el desarrollo de sus carreras. Según un informe de PwC sobre los millennials, el 71 % de ellos desea trabajar en el extranjero en algún momento de sus carrera. Según Goldsmith, los que no lo hagan podrían estar limitando sus posibilidades. «La movilidad es simplemente otra parte de la vida de hoy [para los empleados]. Necesitan ser más flexibles y estar abiertos a los traslados hoy en día. La falta de movilidad geográfica representa un obstáculo en la carrera», explica. Las buenas noticias son que los que aceptan esta realidad pueden disfrutar de una nueva medida de flexibilidad: «Mucha gente tiene muchas más opciones sobre dónde vivir que las se tenían antes».
Así que, ¿dónde quieren vivir estos trabajadores expatriados y por qué?
AIRINC, una empresa de investigación internacional que colabora con la mitad de las empresas de la lista Fortune 100 en sus estrategias de talento internacional y remuneración, ha creado un índice que ayuda a contestar a estas preguntas. Con datos de su equipo interno de encuestas, el cual investiga continuamente las condiciones económicas y el estilo de vida de más de 400 ciudades de todo el mundo, AIRINC identificó los lugares más (y menos) atractivos para los trabajadores.
Metodología
El Índice global de ciudades 150 está basado en datos recopilados por el equipo interno de encuestas de AIRINC, el cual investiga continuamente el coste y las condiciones de vida de más de 400 ciudades de todo el mundo para evaluar la movilidad internacional para sus clientes. AIRINC visita ciudades en todos los continentes menos la Antártida, desde ubicaciones remotas como Puerto Moresby (Papúa Nueva Guinea) y Blantire (Malaui) hasta importantes centros de negocios mundiales como Hong Kong (China) y Zúrich (Suiza). Estas ciudades fueron seleccionadas para representar la base de clientes internacionales de AIRINC, los cuales trasladan a sus trabajadores por todo el mundo según las necesidades del negocio. Las ciudades incluidas en la clasificación final de 150 ciudades son de Europa, Oriente Medio / África, Asia Pacífico, Latinoamérica y Norteamérica.
El índice combina indicadores económicos y sobre las condiciones de vida, desde el nivel salarial, los impuestos, el coste y las condiciones de vida a fin de evaluar cómo de atractivo resulta cada lugar para vivir. Para los elementos específicos del estilo de vida, AIRINC investiga y estudia cada ciudad a partir de 60 elementos de problemas o dificultades, los cuales están clasificados en 11 categorías que representan amenazas físicas y de seguridad (por ejemplo violencia, crimen, problemas médicos), incomodidad (clima, aislamiento, libertad) e inconveniencias (disponibilidad de viviendas, ocio, bienes y servicios e instalaciones educativas).
Para los indicadores económicos, AIRINC mantiene su propia base de datos con salarios de todo el mundo y que incluye los niveles de salarios específicos según ocupación y ciudad. Su equipo interno de fiscalidad investiga los impuestos nacionales y locales aplicables, los pagos a la seguridad social y las prestaciones familiares para generar modelos impositivos representativos. El coste de la vida tiene en cuenta tanto el coste relativo de los bienes y servicios así como las diferencias en los patrones de estilo de vida entre los lugares de origen y los de acogida. El equipo de encuestas de AIRINC calcula el precio de una cesta de más de 350 productos y servicios para representar con precisión el coste de vida en cada lugar. Los precios recopilados incluyen el coste de la vivienda, los servicios públicos (electricidad, gas, agua), el transporte, los alimentos, las bebidas, el ocio, la ropa, los servicios y productos domésticos, las comunicaciones, el mobiliario, y los cuidados personales y médicos.
Los indicadores económicos se agregan y valoran de forma combinada para calcular el poder adquisitivo neto del salario típico de cada ciudad. Después se convierte en una moneda común para permitir la comparativa entre las ciudades. Los indicadores del estilo de vida se ponderan y agrupan por categoría para medirse en una puntuación de cero a 100 que permite una comparación objetiva de las condiciones de vida entre diferentes ciudades. Entonces, los dos conjuntos de métricas se combinan para reflejar la importancia de cada uno -los indicadores económicos tienen un peso ligeramente mayor (el 60 %)- y ofrecer una puntuación global del atractivo de una ciudad.
AIRINC desglosa sus datos de tres formas principales.
Primero está la puntuación económica. La información sobre los salarios, los impuestos y el coste de vida se combina para calcular el poder adquisitivo neto de un salario normal de la ciudad. Este se convierte entonces a una moneda común para permitir la comparación entre ciudades y determinar la clasificación financiera de las ciudades.
Del mismo modo, la puntuación de estilo de vida tiene en cuenta las condiciones de vida y los beneficios sociales, incluidas las amenazas físicas y la seguridad (violencia, crimen, el acceso a la atención médica), factores de incomodidad (el clima y el aislamiento geográfico, cultural y psicológico) y de inconveniencia (disponibilidad de viviendas, ocio, bienes y servicios e instalaciones educativas). Estas métricas se combinan y ponderan para obtener una puntuación que permita la comparativa de las condiciones de vida entre ciudades diferentes.
Para determinar la clasificación general, los indicadores económicos y de estilo de vida se combinan y ponderan -los indicadores económicos tienen un valor ligeramente por encima- a fin de obtener una puntuación global que permite comparar el atractivo de una ciudad con otra. En términos de cómo ponderar cada área, AIRINC comprobó que una ponderación 50:50 no permite que las ciudades con mejores notas en el apartado económico escalen puestos en la lista global. Un ratio 60:40 ofreció, en cambio, el mejor resultado al tener en cuenta la posibilidad de que suficientes beneficios económicos puedan sobreponerse a las desventajas en términos de estilo de vida. En otras palabras, una mayor libertad económica en una ciudad concreta puede ayudar a los expatriados a sobrellevar algunas limitaciones en el estilo de vida al permitir más opciones de ocio, turismo, mejores viviendas en mejores barrios, y así sucesivamente.
A pesar de que no resulta sorprendente que ciudades como Zúrich (con la puntuación global más alta) y Nueva York (EEUU; # 6) hayan pasado el corte, el índice ayuda a ilustrar las relaciones existentes entre los factores relacionados con el estilo de vida y los económicos dentro de cada categoría. Para ilustrar esto, profundicemos un poco más en varias ciudades que entraron, y no entraron, en la lista global de las 10 ciudades más atractivas.
Melbourne (Australia; # 16), por ejemplo, es considerada a menudo como una de las ciudades más atractivas del mundo por su agradable clima, la mezcla viva de etnias y culturas, la conciliación de la vida privada y la profesional y las diferentes opciones de estilo de vida posibles. Esto ha atraído un gran número de inmigrantes tanto del país como extranjeros, lo que ha convertido a Melbourne en la ciudad grande con el crecimiento más rápido del país. La ciudad, además, aloja un diverso abanico de industrias y se ha convertido en un importante centro de negocios de la región Asia-Pacífico. Sin embargo, es una ciudad cara. Por ejemplo, el coste por día de tres comidas en un restaurante de Melbourne es de 80 dólares estadounidenses (unos 75 euros), un 16 % más que en San Francisco (EEUU). Además, los trabajadores en Australia soportan una alta carga tributaria (no muy distinta a la que se aplica a los trabajadores en Dinamarca). Aunque fue incluida en la lista de las mejores diez ciudades según su estilo de vida, los indicadores económicos sacaron a Melbourne de las primeras diez ciudades de la clasificación global.
Manama (Baréin; # 51) tiene el problema contrario a Melbourne: sacó la máxima puntuación en el apartado económico, pero se ve resentida a nivel global por sus resultados en estilo y condiciones de vida.
No obstante, incluso con salarios más bajos e impuestos medios, Calgary (Canadá, # 9) obtuvo unos buenos resultados finales gracias a sus bajos precios y un estilo de vida atractivo. En este caso, parece que el sueldo no lo es todo: es lo que permiten los ingresos (el poder adquisitivo) lo que resulta vital.
San Francisco (EEUU) fue incluida en el top diez global gracias a los altos sueldos de las empresas de tecnología de Silicon Valley. Pero el crecimiento de la industria tecnológica también ha contribuido a unos coste de alojamiento muy altos, además de presionar de forma negativa sobre la forma de vida de la ciudad debido al desplazamiento de población urbana, el aumento de la desigualdad y la pérdida de diversidad étnica.
¿Qué podemos aprender entonces de los resultados en estilo de vida y economía en particular? Claramente, las ciudades europeas más pequeñas dominan la primera lista. Probablemente se deba a que las grandes ciudades tienen unos costes de alojamiento más altos y los beneficios sociales más generosos, como la sanidad y educación pública y los permisos remunerados de paternidad y maternidad, de los países europeos, un factor relevante para el cálculo de la puntuación sobre estilo de vida.
Las primeras diez ciudades de la clasificación financiera muestran, por el contrario, una mayor diversidad que la lista general y la de estilo de vida. Todas las urbes de la clasificación ofrecen salarios elevados además de, en muchos casos, tener o una menor presión fiscal o un menor coste de vida (en algunos casos, tanto una cosa como la otra). Por ejemplo, George Town (Islas Caimán, #36), Macao (China; #40) y algunas ciudades de Oriente Medio no tienen impuestos sobre la renta y, si los tienen, son muy bajos. Manama (Baréin; #68) presume de la mejor puntuación financiera porque ofrece altos salarios, la ausencia total de impuestos personales y un coste de vida más bajo.
Al mismo tiempo, una ubicación marítima como las Islas Caimán tiene una puntuación más baja debido a las restricciones relacionadas con ser una isla (acceso limitado a y alto coste de productos importados, falta de ofertas de ocio y el coste y los desafíos logísticos que implica recibir la visita de familiares y amigos no residentes). Hasta los paraísos tropicales son imperfectos.
De aquí en adelante, la mayor pregunta parece ser cuándo lograrán entrar en la lista global ciudades asiáticas y de mercados emergentes (Singapur fue el número 14 de la lista global), algo que por otro lado parece totalmente probable. Para empezar, según el CEO de AIRINC, Steve Brink, los altos ejecutivos chinos, los cuales hace no mucho ganaban la décima parte que sus homólogos occidentales, ahora ganan sueldos iguales o incluso más altos.
Además, los datos de estudios longitudinales de AIRINC indican un aumento del talento expatriado que se instala en ciudades asiáticas emergentes en comparación con las ciudades occidentales desarrolladas. Mientras se mantengan estas tendencias (incluidos los cambios geopolíticos como el Brexit y las políticas de la administración Trump), la balanza de las ciudades globales más atractivas podría seguir reequilibrándose.
Vía Harvard Business Review