Por Manuel Gómez Sabogal
En 1972, luego de pasar por el Colegio de la Sagrada Familia, mi primera experiencia, donde conocí a Gustavo Arce, profesor de educación física e inglés y donde tuve a cargo los grupos 2º y 3º y por el colegio San Solano, cuyo rector era Fray Enrique González, donde tuve charlas sobre “educación liberadora” y hablábamos de Paulo Freire con todos los cambios sobre educación, habiendo alternado con docentes como Carlos “el negro” Mejía, Manuel Benítez, Francisco Peñuela y otros interesantes docentes, pasé a la Normal Nacional.
Allí, el primero en recibirme, fue el portero, Francisco Gil Tejada, un señor serio y quien decidía quién entraba o salía en momentos no permitidos. Luego, fui a la rectoría a conversar con Arlés Ramírez, el rector.
El rector, lo primero que me dijo fue: “Bienvenido a la Normal. Queda a cargo del grupo 2º B. Le informo que ese grupo está castigado” Como no entendía eso de que me entregaban un grupo y estaba castigado, pregunté por qué y, además, no era lógico que yo recibiera un grupo castigado. Ahí fue Troya, pues los profesores Isiderio Herrera y Neftalí Correa apoyaron al rector y desde ese momento decidieron ponerse en contra mía, pues eran conservadores en todo el sentido de la palabra.
Aun así, recibí el grupo y fui a presentarme. Apenas entré, todos los estudiantes se pusieron de pie. Les pedí se sentaran y empecé mi exposición, pidiéndoles compostura a partir de ese día. Además, haríamos muchas cosas en grupo.
Al día siguiente, hubo reunión de profesores, me presentaron como la nueva adquisición de la Normal y que esperaban que, siendo tan joven no fuera a estar en contra de las reglas de la Normal. Allí, también conocí a Aldemar, Gilberto Alzate, Liz Ofelia Arias, Eduardo Álvarez, Nidia Bastidas, Gloria Chacón, José (el cura Chepe), Hernando Giraldo, Lilia Moreno, Julio Ernesto Dávila, Edison Hanrryr, Alfonso Muñoz, Jaime Robayo, Antonio Buitrago, Pacífico Sánchez, William José Ortiz, entre otros. Cómo olvidar a la secretaria Bertha y a la bibliotecaria Martha Lucía…
Al año siguiente, con más confianza, inicié mis labores culturales. Organicé el Dia de la Madre, las fiestas de la Normal, una corrida de toros en la Plaza de Toros El Bosque, presentación del cantante Tizziano en el Teatro Yuldana, el reinado de la Normal, es decir, algo normal dentro de la anormalidad. Y para todo ello, tuve el respaldo de rectoría.
Para el día de la corrida, nos reunimos el señor rector, los novilleros “El curro” Fuentes, Joselito Álvarez y los enanitos toreros, quienes harían la corrida. Recuerdo que programamos todo lo que había qué hacer para que todo saliera muy bien. Se obtuvieron los permisos respectivos.
Haríamos un desfile por el centro de la ciudad hasta la plaza de toros. Pues bien, muchos de los alumnos se ofrecieron a vender las boletas, se programó la corrida, se hicieron afiches que se pusieron por toda la ciudad, gracias al “paraguayo”, enseñado a hacerlo.
Llegó el día soñado. Se hizo el desfile, encabezado por una máquina del cuerpo de bomberos, la banda marcial y seguido por carrozas, pasamos por la carrera 17, rodeamos la galería de Armenia y llegamos a la plaza de toros. Había unas 1000 personas que hacían ruido por 10000.
Se inició la corrida y fue un espectáculo increíble…Definitivamente, la locura más grande en la Normal Nacional. Una corrida de toros y en la plaza de toros “El bosque”.
Para completar, tuvimos un equipo de fútbol sub 23…
Equipo de fútbol, Escuela Normal Nacional, sub campeón docentes del Quindío 1974
Arriba: Manuel, Julio César López, Eduardo Álvarez, Edison Hanrryr,Álvaro Saldaña, Isiderio Herrera, William José Ortiz Agudelo.
Abajo: Jaime Bustos, Gonzalo García Tobón, Francisco Javier Marin, Eduardo Arango, James Sanmiguel